lunes, 27 de diciembre de 2010

Los colores

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Los sentidos son los medios directos de los cuales nos valemos para percibir el mundo, a saber: el gusto, el tacto, el olfato, la vista y el oído. Se habla también de la existencia de un sexto sentido, que podría estar basado en una elaboración personal (atar cabos y proyectar una consecuencia, como ocurre con la intuición) o bien en una auténtica percepción extrasensorial como la telepatía (por ejemplo: cuando notamos que alguien nos está mirando), o como las premoniciones (por ejemplo: cuando nos acordamos de alguien que hace tiempo que no vemos e inesperadamente hace su aparición), etcétera.


No todos los seres vivos tienen los mismos sentidos ni los tienen desarrollados por igual. Cada especie ha evolucionado adaptando sus prestaciones sensoriales a las necesidades de su entorno. Las plantas por ejemplo, aun careciendo de todos nuestros sentidos, perciben perfectamente la dirección por dónde les llega la luz, o los cambios de las estaciones.

¿Cómo le explicaríamos a una persona ciega de nacimiento en qué consisten los colores?

Quizás podríamos empezar por contarle todo lo concerniente a la óptica: que nosotros vemos solamente una parte del espectro electromagnético, que la ausencia total de luz es percibida como de color negro, y la plenitud de la misma como de color blanco, que la luz blanca se puede descomponer en siete colores, que el color de cada objeto es debido al reflejo del color que no es absorbido por el mismo, que mezclando los tres colores primarios se pueden obtener todos los demás, que los objetos pueden ser traslúcido u opacos, que la luz puede ser clara u obscura, que hay colores cálidos y fríos... Pero me da la impresión de que así no entendería nada.

Mucho más próximo a su realidad, sería explicarle, que el rojo es el color de la sangre, que cuando ésta te hierve en las venas se sube a los mofletes y se te pone la cara roja de ira. Que el verde es el color de las hojas de los vegetales, de los bosques y los prados, y que no hay nada más relajante que su contemplación. Que el azul oscuro es el mar enfurecido, el océano profundo o el cielo cuando anochece, mientras que el azul claro es el mar en calma, las aguas superficiales, o el cielo de la mañana. Que el amarillo es el color del sol, el naranja el del fuego, y que junto con el rojo son los colores cálidos. Que el negro es el color de la noche, el marrón el de la tierra, y que junto con el azul y el verde son los colores fríos.

Dice Cirlot (1) que en la lógica primitiva los colores están asociados al elemento de la naturaleza que acostumbra a representarlo, o que lo presenta siempre en asociación indestructible, lo que ha permitido sugestionar para siempre al pensamiento humano.
Y también, que a diferencia de la psicología, la cual cree que las correspondencias establecidas entre los colores y los demás elementos se sustentan en causas fortuitas, el esoterismo opina que dichas correspondencias son inmutables y debidas a la acción de la realidad profunda.

Continúa Cirlot: Asociaciones derivadas que poseen una importancia decisiva, son las que siguen:

• Rojo — Sangre, agonía, herida, sublimación.
• Anaranjado — Fuego, llamas.
• Amarillo — Luz solar, iluminación, dispersión, generalización comprensiva.
• Verde — Vegetación, pero también color de la muerte, lividez extrema; por eso el verde es transmisión y puente entre el negro (ser mineral) y el rojo (sangre, vida animal), pero también entre vida animal y descomposición y muerte.
• Azul — Azul claro (cielo y día, mar sereno); azul oscuro (cielo y noche, mar tempestuoso).
• Marrón, ocre — Tierra.
• Negro — Tierra estercolada.
• Oro y plata — El oro corresponde al aspecto místico del sol; la plata, al de la luna.

Sobre la gama de los azules, desde el que se confunde con el negro, hasta el transparente del zafiro: “...por su relación esencial (y espacial, simbolismo de nivel) con el cielo y el mar, significa altura y profundidad, océano superior y océano inferior” (2). “El color simboliza una fuerza ascensional en el juego de sombra (tinieblas, mal) y luz (iluminación, gloria, bien). Así, el azul oscuro se asimila al negro; y el azul celeste, como el amarillo puro, al blanco.” (3). “El azul es la oscuridad devenida visible. El azul, entre el blanco y el negro (día y noche) indica un equilibrio, variable según el tono” (4).

"La consideración extrema de que los colores pueden reducirse a aspectos de valor positivo (luz) o negativo (sombra), se refleja incluso en teorías estéticas contemporáneas, que en vez de fundar el sistema cromático sobre los tres colores primarios (rojo, amarillo, azul), lo hacen sobre una oposición entre amarillo (blanco) y azul (negro), considerando que el rojo es el resultado de la transición indirecta entre estos dos (mediante los pasajes: amarillo, anaranjado, rojo, violeta, azul), mientras que el verde es la transición (sumativa) directa (Kandinsky, Herbin)" (1).


1.- Diccionario de símbolos (Juan Eduardo Cirlot).
2.- Psicología y alquimia (C.G. Jung).
3.- Essai sur la symbolique Romane (M. Davy).
4. - L’air et les songes (Gaston Bachelard).

Imagen: El Beso (Gustav Klimt 1907-1908) Palacio Belvedere, Viena.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Feliz Navidad


Santa Ana, con la Virgen y el Niño (Sant'Anna, la Madonna, il Bambino), Leonardo da Vinci (1510-13), Museo del Louvre.



Judy Garland - Have Yourself A Merry Little Christmas

Reflexiones de Repronto ¿Cuál es el espíritu de la Navidad?





viernes, 17 de diciembre de 2010

Perdidos en el espacio


Sin darnos cuenta, en nuestro afán de iluminar las ciudades por la noche, le enseñamos al universo entero el contorno de nuestro mundo. Tremendamente vulnerables a posibles invasiones, estos mapas revelan donde estamos y cuantos somos. Además de las obvias emisiones lumínicas, también emitimos todo tipo de información a través de las ondas electromagnéticas. En otras palabras: estamos completamente desnudos ante una eventual mirada extraterrestre.




Estoy seguro que esa vulnerabilidad algún día nos pasará factura: seremos visitados por seres superiores que tendrán intereses distintos a los nuestros y nos veremos enfrentados. Ellos podrían venir precedidos por robots teledirigidos, o presentarse en persona. Podrían ser seres blandos y acuosos como nosotros, pero con toda probabilidad, el capricho evolutivo de su mundo los habrá dotado de formas corporales y mentales muy distintas a las nuestras. La relación que se establecerá nos dejará en la indefensión más absoluta, por lo que deberemos comprender sus razones y doblegarnos a sus deseos. Pero no será fácil adivinar sus pretensiones.



Por último he de añadir que no todo el mundo piensa como yo. Hay quienes están ansiosos por encontrar civilizaciones extraterrestres, como lo demuestran la existencia del SETI, el Mensaje de Arecibo, o el Disco de oro de las Voyager.



Imágenes 1, 2 y 3: This image of Earth’s city lights was created with data from the Defense Meteorological Satellite Program (DMSP) Operational Linescan System (OLS). Originally designed to view clouds by moonlight, the OLS is also used to map the locations of permanent lights on the Earth’s surface.
Video: Ultimátum a la Tierra (The Day the Earth Stood Still) Dirigida por Robert Wise en 1951.
Imagen 4: Disco de oro de las Voyager.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Manifiesto vegano


Según Donald Watson: "El veganismo es una filosofía de vida que excluye todas las formas de explotación y crueldad hacia el reino animal e incluye una reverencia a la vida. En la práctica se aplica siguiendo una dieta vegetariana pura y anima el uso de alternativas para todas las materias derivadas parcial o totalmente de animales."


Donald Watson es miembro fundador de la Sociedad Vegana (Vegan Society)

Como buen uruguayo que soy he sido un comedor insaciable de vacuno, luego en España me pasé al cerdo y en Francia a los quesos. ¡Y qué decir de un huevo frito! Pero un buen día me revolucioné y me hice vegetariano (2004) y luego vegano (2008). Rebelde sin causa a los 17 dejé los estudios, llevé el pelo largo y fumé porros (corría el año 1977). Pero luego volví al redil, empecé a trabajar, me corté el pelo y empecé a asimilar más o menos la cultura oficial. Pasó el tiempo, envejecí, me curtí de la vida y todo parecía medianamente aceptable. Y llegó el 2002. George W. Bush acusa a Irak de constituir un «eje del mal», junto con Corea del Norte e Irán, desencadenando la Invasión de Irak de 2003 bajo pretexto de tener gran cantidad de armas de destrucción masiva y de tener vínculos con Al Qaeda. Y se me acabó el arreglo con mi cultura. Hoy vuelvo a llevar el pelo largo y creo que hay que rescatar la contracultura. El veganismo no acabará con todos los males pero es un inicio ético impecable.

Hay quién me ha comentado que le parece muy bien pero que con ese criterio también sería un crimen matar una planta. Y es verdad. Si sólo eres vegetariano no te los comes pero estás abusando de los animales que son explotados por sus secreciones lácteas, puesta de huevos o piel. Y si sólo eres vegano no estás respetando a las plantas. Pero hay una solución también para eso: ser frugívoro, es decir, comer sólo lo que las plantas nos regalan sin tener que matarlas.

Equanimal dice:

“Constatando el hecho de que los animales sienten, es decir, sufren y disfrutan de sus vidas y que éstos son desconsiderados por la mayoría de los seres humanos, de tal manera que no son respetadas sus necesidades mínimas; que diariamente son millones los animales que están privados de libertad, usados para experimentación o siendo asesinados para distintos fines; que gran parte de ello se lleva a cabo de un modo ratificado en el derecho, con la consideración de que los animales no humanos son propiedades; considerados como simples objetos de los cuales podemos servirnos en función de nuestros deseos, tradiciones, intereses o gustos; entendiendo que ello tiene su origen en una discriminación injustificada de los animales no humanos por pertenecer a otra especie”.

(La Fundación Equanimal es una organización no lucrativa que realiza activismo por los derechos de los animales)

Los mamíferos

La leche es una secreción glandular característica de todos los mamíferos. Los mamíferos son un orden de animales cuyas hembras poseen unas glándulas especiales (mamas) destinadas a alimentar a sus crías en las primeras etapas de su vida. Una vez que la cría alcanza un desarrollo suficiente para alimentarse de manera autónoma, la leche es abandonada y jamás volverá a ser utilizada en la edad adulta.
Efectivamente, el ser humano es el único mamífero que infringe esta norma: sigue consumiendo leche durante toda su vida, y con el agravante de tratarse de leche de otras especies, no la de la propia especie. En este sentido, la mayoría de los niños pierden a medida que crecen la enzima que permite digerir la lactosa de la leche, como parte natural de su desarrollo coincidiendo con el destete.
No hay que olvidar que cada leche posee una formulación especialmente “diseñada” para alimentar a las crías de esa especie. Lógicamente, el contenido de la leche de vaca no es el mismo que el de la leche humana, aunque su aspecto blanquecino pueda dar la impresión a simple vista de que todas las leches son iguales. Pero la leche humana está hecha para el metabolismo humano y la de vaca para el metabolismo de ese animal. El contenido en grasas y proteínas de la leche de vaca resulta excesivo para el ser humano, y las proporciones de glúcidos y minerales también son distintas, y además varían según la fase de la lactancia. Por otro lado, la leche sirve de vehículo de transmisión entre madre y bebé de una variedad todavía no muy bien conocida de hormonas, anticuerpos y otros factores inmunológicos.
Si se comercializase “leche humana” para consumo de personas adultas, habría que admitir (dentro de lo absurdo) que se trataría de un producto más adecuado para nuestra fisiología. Pero ¿por qué no se ha hecho hasta ahora? Probablemente porque no habría demasiadas mujeres dispuestas a convertirse en “donantes” intensivas, y se ha tenido que recurrir a los animales, que no pueden negarse a ello.

“La Leche que no has de beber” de David Román, Ediciones Literarias Mandala, 2008

En España, a diferencia de lo que sucede en otros países, no existen datos oficiales relativos a la población vegetariana. Las cifras que maneja la Unión Vegetariana Española (UVE) se remontan a 2006 y se corresponden con lo recogido en un estudio de mercado elaborado por una marca alimentaria, que indicaba que el número de vegetarianos españoles rondaba el 3% de la población total. En un balance posterior, elaborado por los nutricionistas de la UVE, esta suma disminuyó hasta el 0,8% (unas 368.000 personas) tras excluir a aquéllos que aún consumiendo pescado o pollo decían formar parte de este colectivo. De ellos se estima que únicamente el 10% sea vegetalista o vegano.


Ser Vegano es ser Revolucionario sin tener que hacer nada, pero exige contención y equilibrio pues una vez uno ha tomado consciencia es fácil caer en algún activismo violento o deprimirte y ver el mundo como un sitio horrible lleno de crueldad hacia los animales. Como el militante pro veganista en el que me he convertido he descubierto que por el sólo hecho de serlo uno se convierte en un espejo permanente en el que los demás se miran y cuestionan.

Citas de sabios

"Llegará un día en que los hombres verán, como yo, el asesinato de un animal como ahora ven el de un hombre.”
Leonardo da Vinci

"Sostengo que cuanto más indefensa es una criatura, más derechos tiene a ser protegida por el hombre contra la crueldad del hombre. Debo realizar todavía muchas purificaciones y sacrificios personales para poder salvar a esos animales indefensos de un sacrificio que no tiene nada de sagrado. Ruego constantemente a Dios para que nazca sobre esta tierra algún gran espíritu, hombre o mujer, encendido en la piedad divina, capaz de librarnos de nuestros horrendos pecados contra los animales, salvar las vidas de criaturas inocentes y purificar los templos."

Mahatma Gandhi

"El racista viola el principio de igualdad al dar un peso mayor a los intereses de los miembros de su propia raza, cuando hay un enfrentamiento entre sus intereses y los de otra raza. El sexista viola el mismo principio al favorecer los intereses de su propio sexo. De un modo similar, el especista permite que los intereses de su propia especie predominen sobre los intereses "esenciales" de los miembros de otras especies. El modelo es idéntico en los tres casos.”
Peter Singer

“Mientras los hombres sigan masacrando a sus hermanos los animales, reinará en la tierra la guerra y el sufrimiento y se matarán unos a otros, pues aquel que siembra dolor y la muerte no podrá cosechar ni la alegría, ni la paz, ni el amor.”
Pitágoras

"¿Puedes realmente preguntar qué razón llevó a Pitágoras a abstenerse de la carne? Por mi parte yo me pregunto qué accidente y en qué estado de alma y mente estaba el primer hombre que lo hizo, tocó su boca con un cuchillo y trajo a sus labios la carne de una criatura muerta, aquel que llenó la mesa de muerte con cuerpos rancios y se atrevió a llamar comida y sustento a las que habían antes llorado, rugido, movido y vivido. ¿Cómo pudieron sus ojos soportar la masacre de gargantas cortadas y cueros desollados? ¿Cómo pudo su nariz soportar el hedor? ¿Cómo pudo ser que la contaminación no se llevó el sabor, que hizo contacto con el dolor de otros y chupó el jugo y suero de heridas mortales?"
Plutarco

"El verdadero examen moral de la humanidad, su examen fundamental (que yace enterrado profundamente lejos de la vista) consiste en su actitud ante esos que están a su merced: los animales. Y en este sentido la humanidad ha sufrido una derrota. Una derrota tan fundamental que todas las demás provienen de ahí."
Milan Kundera

"Los animales son mis amigos y yo no como a mis amigos."
George Bernard Shaw

"Suponer que los animales no tienen derechos y la ilusión de que el trato que reciben de nosotros no tiene ninguna carga moral es un ejemplo ultrajante de la barbarie y crueldad occidental. La compasión universal es la única garantía de moralidad."
Arthur Schopenhauer

"Uno de mis recuerdos más tempranos es el de las vacaciones en la granja de mi tío George donde vivía rodeado de animales interesantes. Todos ellos "daban" algo: el caballo de la granja tiraba del arado, el caballo más pequeño tiraba del carro, las vacas "daban" leche, las gallinas "daban" huevos y el gallo era un "despertador" muy útil; no me daba cuenta en ese momento de que también tenía otra función. La oveja "daba" lana. Nunca podía comprender qué "daban" los cerdos pero parecían criaturas tan amistosas... siempre alegres de verme. Entonces, llegó el día en que uno de los cerdos fue matado: todavía tengo recuerdos vívidos de todo el proceso —incluyendo los gritos. Por supuesto... decidí que las granjas —y los tíos— tenían que ser reevaluados: la idílica escena no fue otra cosa que muerte en cadena, donde los días de cada criatura eran numerados en el momento en el que dejaban de ser útiles para los seres humanos."
Donald Watson

"Ama a los animales: Dios les ha dado los rudimentos del pensamiento y gozo sin problemas. No disturbes su gozo, no los hostigues, no los prives de su felicidad ¡No trabajes contra las intenciones de Dios! Hombre, no te vanaglories de tu superioridad ante los animales; ellos son sin pecado, y tú, con tu grandeza corrompes la tierra con tu aparición en ella, y dejas el rastro de tu estupidez tras de ti. Ah! Es la verdad de casi todos nosotros."
Fyodor Dostoyevsky

"A los seres humanos les gusta matar, ya sea matarse entre ellos o matar, en lo profundo del bosque, a un inofensivo ciervo de ojos brillantes o a un tigre que ha cobrado su presa de ganado. Atropellan deliberadamente a una serpiente que se halla en el camino; arman una trampa y en ella caen un lobo o un coyote. Personas bien vestidas salen riendo provistas de sus preciosas escopetas y matan a pájaros que recientemente estaban llamándose unos a otros. Matar por lo que llaman deporte, matar para comer, matar por el país de uno, matar por la paz... no hay mucha diferencia entre estas cosas. Justificarlas no es la respuesta. Sólo hay una: no matar."

Jiddu Krishnamurti

"Primero fue necesario civilizar al hombre en relación con el hombre. Ahora es necesario civilizar al hombre en relación con la naturaleza y los animales... en las relaciones entre el hombre y los animales, las flores, y todos los objetos de la creación, hay una gran ética. Una ética, apenas percibida como tal, que a la larga saldrá a la luz, y será el complemento de la ética humana."

Victor Hugo


jueves, 9 de diciembre de 2010

La nube y la carretera

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Es un día claro y azul. Dos jóvenes guardabosques andaluces contemplan una solitaria y bien delimitada nube blanca que asciende por la ladera. Su trayectoria hace que ésta se dirija derecho a la cabaña. No pueden dar crédito a lo que está ocurriendo: La nube blanca se ha deslizado dentro de la casa y ha quedado atrapada. Ahora, en la cabaña está nublado y afuera brilla el sol. Rodeados de montes y aislados del mundo, han sido testigos de un hecho digno del pasaje de un cuento para niños. Un acontecimiento fortuito, lleno de belleza, ensoñación caprichosa y encantador sin sentido.

Un chico muy joven conduce por la noche a gran velocidad, le acompaña un amigo y a ambos les espera un largo camino. La carretera es peligrosa, llena de curvas y trazados inesperados. En la soledad de la ruta nuestro conductor tiene la suerte de alcanzar a otro automóvil, es un coche deportivo con matrícula extranjera y lleva una velocidad parecida a la suya. Decide no adelantarlo, mantenerse a cierta distancia con objeto de dejarse guiar, descansar y rebajar la tensión del viaje. De esta forma pasan varios kilómetros tras lo cual el deportivo disminuye la velocidad al tiempo que encendiendo sus intermitentes transmite una señal inequívoca de que desea ser adelantado. Ahora se han cambiado las tornas y es el chico quien guía al extranjero. Pasan otros tantos kilómetros y nuestro joven conductor decide que ya ha terminado su turno indicando a su seguidor que él también desea ser adelantado. Se establece así un acuerdo tácito según el cual los dos veloces conductores se van a ir alternando en el liderazgo del viaje. Pero el caso es que pendiente de ese juego, entre divertido y curioso, nuestro personaje ha descuidado mirar el indicador de su depósito de gasolina y el coche se queda sin combustible. El deportivo extranjero desaparece en la lejanía, mientras él se aparta al arcén. El amigo que lo acompaña propone hacer autostop y en muy poco tiempo consigue detener un vehículo y hacer que le lleven hasta la gasolinera más cercana. El joven conductor se queda sólo. Es muy tarde y la carretera está desierta. Es noche cerrada, sin luna ni estrellas y no se distingue luminosidad alguna.Todo es oscuridad, excepto el tramo de carretera que iluminan los faros del coche. Hace un rato ya, que su amigo se ha marchado, cuando cree escuchar unas voces lejanas. Parecen provenir del campo ¿pero de dónde? ¡si allí no hay nada! Las voces se repiten y ahora sí, las escucha perfectamente. Asustado y asombrado de lo que está ocurriendo recuerda que la puerta del maletero (desde la que se tiene acceso al resto del coche) está abierta y armándose de valor decide bajarse a cerrarla, regresar rápidamente y asegurar el resto de las puertas. Su coche ya es hermético, se siente más tranquilo y permanece expectante por lo que pudiera ocurrir. Las voces son lastimeras, lejanas, y se suceden a intervalos de unos pocos minutos, pero no se ve ni ocurre nada. En eso, llega un coche de la guardia civil. El muchacho les cuenta lo sucedido pero, para que no lo tomen por loco, omite mencionar el asunto de las voces. Puestos al corriente de la situación los agentes están a punto de marcharse cuando se vuelven a oír las voces. El joven conductor está embargado por la emoción pues ve cómo, delante de él, los guardias civiles también han oído las voces y se internan en el campo con sus linternas. El enigma está a punto de revelarse porque en ese momento y gracias a la tenue luminosidad del alba comienza a divisarse la silueta de un camión que permanecía volcado unos metros más allá. —Las voces no eran otra cosa que las llamadas del conductor accidentado pidiendo auxilio—. Tras el amanecer todo se resuelve: el conductor del camión es rescatado y trasladado en ambulancia, el amigo llega con la gasolina y los guardias civiles aunque enfadados con nuestro héroe (pues sospechan acertadamente que éste debió de oír las llamadas de socorro pero no hizo nada) ayudan a empujar el coche que no puede arrancar porque se ha quedado sin batería.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Una época negra

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James Dean at Times Square (Dennis Stock, 1955).

Era un día frío y desapacible, sentía las articulaciones rígidas y el corazón helado, el mundo estaba en crisis y sus convicciones se tambaleaban. La economía le había obligado a darse de baja de ciertas prestaciones que le generaban unos gastos que ahora no podía permitirse, pero eso no era lo importante. Vivía en un país desarrollado, aquí nadie se moriría de hambre ni habría guerras, aunque sobre su territorio sobrevolaran los restos del naufragio inmobiliario y la quiebra financiera, así como el tránsito de esos ciudadanos secuestrados y llevados a sitios oscuros para ser torturados en nombre de la seguridad. Le dolía el mundo y todo le parecía gris y deleznable. Los grandes machos tribales estaban actuando sin compasión porque, qué compasión se puede sentir por los más débiles, tan numerosos, extraños y a veces incluso enemigos declarados. La cuerda se había tensado y los de siempre ya estaban pagando las consecuencias. Todo estaba muy claro, excepto el cielo, que traía esos nubarrones tan negros.


jueves, 25 de noviembre de 2010

Jepri y el inframundo



Un escarabajo pelotero mueve su bola de estiércol en plano general a través de la pantalla. Para los antiguos egipcios, el quehacer de este escarabajo significaba una actividad sagrada, pues hay en ello una analogía con hacer rodar al sol.

En la Wikipedia se dice que Jepri (dios asociado al escarabajo) renovaba el Sol cada día tras su desaparición en el horizonte, llevándole a través del mundo subterráneo (Duat) después del ocaso, para renovarle otra vez al día siguiente. La Duat era el inframundo, el lugar donde se celebraba el juicio de Osiris, y donde el espíritu del difunto debía deambular, sorteando seres malignos y otros peligros.

Un guerrero corre entre una fila de soldados detenidos, la escena se desarrolla en el desierto, el sofocado mensajero llega hasta donde se encuentra el comandante de la tropa que no es otro que Ramsés, el hijo del faraón, acompañado por los sacerdotes. — No podemos continuar, mi señor, una pareja de escarabajos sagrados bloquea el camino. Ante tal contrariedad Ramsés duda qué actitud tomar. — Que un par de escarabajos nos obliguen a dar un rodeo, cuando no detendrían ni el paso de un asno. Y ante la posibilidad de que éste se decida por pisotearlos, uno de los sacerdotes le recuerda — Olvidáis mi señor, que un asno nunca llegará a ser faraón. — Esa argumentación me ha convencido, demos pues ese rodeo. Así comienza una superproducción polaca llamada  Faraón.



Imagen: Representación del juicio de Osiris.
Video: Faraón (Jerzy Kawalerowicz, 1966).

martes, 23 de noviembre de 2010

Los dientes del diablo

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Para los esquimales la pérdida de la dentadura supone el fin de la vida. A falta de otras herramientas, los dientes son indispensables para, entre otro sinfín de aplicaciones, masticar la carne que ingieren cruda y que es su única fuente de alimento. Una persona llegada a este punto está completamente a merced de que alguien le mastique la carne o morirá, y la suegra de Inuk decide hacer esto último, exponerse a los osos polares para ser devorada y así acabar dignamente con su vida. Qué puede pensar entonces Inuk cuando descubre horrorizado que su primer hijo ha nacido sin dientes, si además y desde que ocurrió se siente acosado por la culpa de haber matado a un hombre. Éste es el argumento de una preciosa película de Nicholas Ray llamada Los dientes del diablo.

Antiguamente tan aisladas e ignorantes como nuestro personaje anterior se hallaban las gentes sin la divulgación científica y el acceso a la información que disponemos hoy en día. Por eso no es de extrañar que se forjaran poéticas asociaciones a ciertos enigmas que desafiaban toda explicación. Qué se podía pensar ante el increíble cuerno de un narval sino que perteneciese a un hermoso caballo blanco, el unicornio; encontrar esqueletos de peces fosilizados en pleno desierto o caracolas marinas en lo alto de las montañas, no podía significar otra cosa que la evidencia del diluvio universal; o los esqueletos de los dinosaurios la demostración de la existencia de los dragones. Al igual que ocurre con la etimología de las palabras, existe una etimología de las leyendas, y de la misma forma que no existe el crimen perfecto, se pueden rastrear las huellas de casi todo. (Pero también es muy fácil caer en falsas interpretaciones y con esa advertencia debe leerse todo mi post, pues sólo se trataría de suposiciones sin ninguna garantía de objetividad). Otra más, que oí o leí no sé dónde, explicaría el por qué de la mala suerte que se obtiene al pasar por debajo de una escalera, y consiste en que al apoyar una escalera contra una pared; suelo, pared y escalera forman un triángulo, símbolo de la divinidad, y que al atravesarlo lo estaríamos profanando. No todas las leyendas tienen necesariamente que surgir de un equívoco, pero es interesante descubrir las posibles vinculaciones con los hechos o las ideas que las generaron.

Por último, un hecho que puede ayudarnos a entender como se forja el entramado de la mitología humana —y por extensión de su pensamiento—, es el relativo al acontecer perpetuo de la alternancia entre el día y la noche. Aunque sabemos que es la tierra la que gira, la impresión íntima es que es el sol quien aparece, se eleva, desciende y vuelve a desaparecer.

El sol nace al igual que nosotros y se eleva, en su cenit está en lo más alto para luego comenzar un movimiento descendente de ocaso y por fin muere y desaparece como tragado por la tierra.

Las analogías con todo el pensar y sentir humanos son tan evidentes y básicos que asustan. ¿Podría ser ese el origen de conceptos tales como alto-bajo, luz-tinieblas, bien-mal, vida-muerte? Yo creo que sí, y dejándome llevar aún más lejos, diría que la observación y teorización de ese acontecimiento astral ha sido, y es, la piedra angular de todas las construcciones mentales humanas.



Imagen: Los dientes del diablo (The Savage Innocents), Nicholas Ray, 1960.
Video: 2001: Una odisea en el espacio (Stanley Kubrick, 1968).





martes, 16 de noviembre de 2010

Las fantasías sexuales




Nadie nos pidió permiso para traernos al mundo, pero sentíamos que veníamos, estábamos tomando conciencia de nosotros mismos y comenzábamos a disfrutar del suave balanceo acuoso que nos contenía, y de pronto, y sin que nadie nos hubiese preparado para el tremendo acontecimiento que se avecinaba, nacimos. Y por si eso fuera poco, cuando por fin hacemos las paces con este horrible mundo reseco, empezamos a sospechar que ella, nuestra madre, que lo fue todo en nuestra vida, no nos pertenece.

Freud nos advirtió que la imagen asexuada de los niños es engañosa, porque según él, el sexo forma parte primordial de todos los intereses y preocupaciones infantiles, y que al igual que ocurre en el relato mítico de Edipo y tal y como lo pronosticara el oráculo, el destino humano conduce irremisiblemente a una encrucijada. El niño, en pleno idilio sexual con su madre, comienza a percibir un día que la madre no le pertenece por completo, se da cuenta que su padre es un peligroso rival, y un tremendo ataque de celos e inseguridad se apoderan de su vida, hasta el punto de imaginar que debería deshacerse de su padre, y que si pudiera, le mataría. Pero tras chocar una y otra vez contra la realidad, la fantasía termina por desvanecerse, pues descubre que su padre así como el orden social establecido, de ningún modo le van a permitir satisfacer sus deseos. El desenlace si todo sale bien consiste en que su ego será derrotado, la energía que estaba bloqueada se proyectará fuera de casa, conseguirá su propia pareja y con ello se pondrá fin al conflicto. (Ésto es: El complejo de Edipo).

Se podría decir que hay dos pulsiones. Una de regresión: retornar a la madre, restablecer el lazo umbilical, y volver al útero. La otra de progresión: desechar la fantasía edípica, encontrar otro amor fuera del ámbito familiar, y conectarse con los adultos y el mundo exterior.

Si hemos madurado lo suficiente pudiera ser que nuestra sexualidad y relación con el mundo nos satisfagan completamente, pero lo más probable es que no sea así y que la problemática de la vida adulta nos traiga el recuerdo de similares angustias y tensiones que ya experimentamos durante la infancia. Por tanto, en el mundo adulto al igual que en el infantil, surgen las fantasías; esas construcciones mentales que mitigan la ansiedad de una realidad que nos atormenta, que no resuelven los problemas pero que los esbozan y les dan una salida provisional.

Todas las fantasías son lícitas pues nos pertenecen a nosotros exclusivamente, pero en caso de llevarlas a la práctica deben realizarse dentro del consentimiento, pues de lo contrario serían motivo de abuso y violación de la integridad ajena.

La vida es con frecuencia demasiado gris como para que además nos neguemos a jugar y fantasear. La realidad y el destino se han encargado de encorsetarnos en unos roles dignos de ser transgredidos y muy apropiados para ser ignorados. Debemos conocer de dónde venimos, pero para saber quiénes somos, debemos experimentar, descubrir y crear nuevas realidades. A la condición humana hay que contraponer la creatividad humana y a la energía vital del amor hay que desbloquearla y construirle grandes avenidas para que circule libremente. Debemos llegar a un acuerdo no sólo con los demás sino con nosotros mismos, y a partir de ahí, abrir el abanico de las ricas posibilidades que brinda la existencia. Que cada uno de nosotros sea el artífice de su realidad y su fantasía.



• Hetero, homo y bisexualismo. La heterosexual es la forma natural, aquella que está concebida para la consecución de la reproducción. La homosexual sería una variante que igualmente se da en el mundo animal, pero que es más propia del refinamiento y la capacidad de transgresión del comportamiento humano. Quiero dejar expresamente claro con respecto a la homosexualidad, que esa práctica no tiene nada de reprobable, ni es distinta de la heterosexual en cuanto a fantasía, y aprovecho la ocasión para denunciar la mentalidad retrógrada de los que todavía opinan que esa inclinación sexual supone un comportamiento anómalo. Además, para todos aquellos que persiguen el mayor entendimiento en la cama (lo que cada uno desea que le hagan para obtener el mayor placer posible), la homosexual es la práctica perfecta, pues nadie mejor que un compañero del mismo sexo para conocer tus resortes fisiológicos y mentales. Y por último la bisexual, a la que desde mi heterosexualidad envido profundamente, porque como dicen ellos: “Cuando me gusta una persona no me importa qué sexo tiene”.
• Necrofilia (sexo con los muertos). También sexo con personas inconscientes: drogados, dormidos en el quirófano, borrachos. (En la película "Viridiana" de Buñuel se toca el tema).
• Zoofilia y pedofilia (sexo con seres indefensos o más débiles). Hay una practica masculina concerniente a la gallina, a la cual tras penetrarla por la cloaca se le corta la cabeza, ya que con los espasmos de la muerte, éstos generan un masaje sobre el pene, lo que unido al aleteo y la sangre derramada conforman un escenario estremecedor. Hay otra zoofilia más light que como ocurre en el caso de la pedofilia, consiste en conseguir el objetivo sexual sin que la victima, debido a su inocencia, se de cuenta verdaderamente de lo que ocurre.
• Incesto, pariente prohibido, engaño del marido o la esposa (sexo que desafía el ordenamiento social o familiar)
• Violación, tortura y asesinato (desafío extremo del ordenamiento social y moral)
• Masturbación (sexo en solitario) En el afán de reproducir una vagina o un pene: sexo con vegetales, vibrador, muñeca hinchable.
• Sexo oral: El beso (oral), la felación y el cunnilingus (sexo oral-genital) el sesenta y nueve (lo mismo que los dos anteriores pero recíproco), el beso negro (sexo oral-anal). Boca, ano y genitales son zonas muy erógenas y la práctica se identifica con la acción de comer, devorar, devorarte.
• Prostitución (medio asequible aunque no completamente aceptado para llevar algunas fantasías sexuales a la práctica). Entre los miembros de "Los ángeles del infierno", está establecido la existencia de una mujer “madre” que debe estar siempre dispuesta a satisfacer sexualmente a cualquiera de los miembros que lo requieran.
• Potenciadores de la excitación y el placer sexual, como cubrirse la cabeza con una bolsa de plástico (se busca la asfixia, lo que conlleva una aceleración del ritmo cardíaco; práctica peligrosa que ha sido causa de muertes accidentales por llevar los efectos demasiado lejos). También drogas como el Viagra o el Éxtasis.
• Sado-masoquismo (infligir o recibir dolor y humillación). Lluvia dorada (que se meen sobre ti). Coprofagia (que se coman tus excrementos), en "Saló o los 120 días de Sodoma" de Pasolini se toca el tema (film enormemente desagradable, sólo recomendable para estómagos muy curtidos). Azotes en las nalgas (típico castigo infantil), golpes, gritos y todo tipo de vejaciones. También esclavos, secuestrados, maniatados, inmovilizados.
• Introducción de dedos por el recto (como la famosa secuencia de "El último tango en París). En extremo: introducción del puño y hasta parte del brazo. Y lo mismo para la vagina.
• Tríos y orgías (sexo entre múltiples personas). También intercambio de parejas.
• Voyeurismo, exhibicionismo, practicar sexo en sitios públicos, toqueteo en aglomeraciones.
• Travestismo (persona que se siente y adopta el rol del sexo contrario, llegando incluso a cambiarse el sexo quirúrgica y legalmente).
• Sexo con minusválidos (físicos o psíquicos).
• Fetichismo, uniformes.
• Coleccionismo (consideración de las personas como objetos a conquistar, unido al deseo de pensarse a uno mismo irresistible). También colección de fetiches (como pelos del pubis en "La escopeta nacional" de Berlanga).
• Sexo con personas inalcanzables (por diferencia de edad, estatus social u otros motivos).
• Órganos descomunales, penes o pechos muy grandes. También personas muy gordas.
• Sexo con embarazadas, mujeres dando de mamar, masturbación masculina con los pechos de la mujer.
• Sexo con personas de otras razas, etnias, o culturas (uno de los motivos del turismo sexual).
• Sexo Tántrico y Kamasutra (refinamiento y mística oriental). Me interesa sobre todo el Tántrico, cuyo planteamiento consiste en hacer el amor sin buscar el orgasmo, con el objetivo de mantener la unión prolongadamente mientras se entra en profunda meditación. Aunque el Kamasutra con sus mil posiciones, es un colorido catálogo de las imágenes y figuras que genera el cuerpo.




Un diálogo de El último tango en París 

— Escucha,... quiero que nos miremos uno al otro... si.
— Es bonito no saber nada el uno del otro.
— Si.
— Tú no tienes nombre y yo tampoco tengo nombre. No hay nombres. Aquí no tenemos nombre.
— ¿Estás loco?
— Es posible que lo esté pero no quiero saber nada de ti. No quiero saber donde vives, ni de donde eres. No quiero saber absolutamente nada de nada. ¿Me has comprendido?
— Me asustas.
— Nada. Tú y yo nos encontraremos aquí sin saber nada de lo que nos ocurra fuera, ¿de acuerdo?
— Pero, ¿por qué?
— Pues porque…aquí no hace falta saber nombres, no es necesario. ¿No lo comprendes? —Venimos a olvidar, a olvidar todas las cosas, absolutamente todas. Olvidaremos a las personas, lo que sabemos, todo lo que hemos hecho. Vamos a olvidar donde vivimos, olvidarlo todo.
— Yo no podré, ¿tú si?
— No lo se. ¿Tienes miedo?
— No.

Imágenes y video: El último tango en París (Bernardo Bertolucci, 1972), con música de Gato Barbieri (en el video actuación en directo).

lunes, 8 de noviembre de 2010

El arte de amar

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El amor, esa palabra tan manida, se puede referir a un sinfin de tipos: el amor a uno mismo, el paterno-filial, el de la pasión por alguna actividad personal, el místico, etc. Yo me referiré al amor sexual; aquel que siendo puro, trascendente y eterno, necesita de un compañero sentimental; de la presencia física de otro cuerpo.


Un homme et une femme (Theme) by Michel Legrand on Grooveshark

Porque igual que el pintor necesita lienzo y pintura, el fotógrafo cámara fotográfica y película, y el poeta lápiz y papel; este tipo de amor, el amor de pareja, necesita del ser amado; y de la misma forma que ocurre con el artista, el amante, sin su soporte físico, no puede realizar la obra.

El arte como el amor, siguen teniendo cosas en común: Ambos necesitan de una técnica. Pero también son creación e inspiración, de tal forma que no sólo basta una técnica propicia, sino que se ha de tener algo que comunicar. Así, podemos ver pinturas, fotografías, o poemas perfectamente ejecutados, y sin embargo, carentes del más mínimo interés artístico. Por ejemplo, la copia de una obra ajena a nosotros mismos: Si con mi técnica soy capaz de reproducir a la perfección, pongamos por caso, el cuadro de La Gioconda; podríamos decir que estaría perfectamente ejecutado, pero también estaría claro que su valor artístico sería nulo. Con esto quiero decir, que no se debe confundir la simple técnica sexual con la autenticidad del acto amoroso.

Pero no se os habrá escapado el hecho de que con esta interpretación, se consideraría al otro como un mero instrumento y no el objeto propio del amor. El acto amoroso es entonces, en este aspecto, bien distinto que la actividad artística, en el sentido de ser algo que ocurre entre dos. Los amantes —recíprocamente— como dos mitades que persiguen la necesidad de volver a ser uno; son el motivo y la obra, la entrega y el acogimiento, la búsqueda y el descubrimiento.

Dicen que el número cuatro representa la unidad, y puede que así sea, porque en el acto amoroso hay cuatro acciones, yo que voy a ti, tu que vienes a mí, yo que te recibo, y tú que me recibes.

Yo estoy en ti y en mí dentro de ti, y tú estás en mí y en ti dentro de mí.



Le Tourbillon de la Vie by Jeanne Moreau on Grooveshark

Imagen 1: Un hombre y una mujer (Claude Lelouch, 1966)
Imagen 2: Jules et Jim (François Truffaut, 1962)

viernes, 29 de octubre de 2010

La escritura automática

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Lo que había empezado como un pasatiempo inofensivo, pronto se convertiría en una obsesión. Había leído en un libro sobre los surrealistas, el interés de este movimiento sobre el inconsciente, y en concreto le interesó mucho lo concerniente a la escritura automática —escribir tan rápido que las palabras salieran sin pensarlas—. Qué interesante, pensó, y sin mayores preámbulos cogió una hoja de papel y un lápiz.


En un principio descubrió hermosas imágenes y se sintió un creador literario de cierta valía. Después, ya tenía escritas una treintena de páginas, se dio cuenta que leyéndolas en su conjunto se podía apreciar un estilo general y un interés por determinados temas, además de ciertas palabras recurrentes. En un cuadernito rosado empezó a anotar sus impresiones y a subrayar las palabras que le parecía sobresalían de entre el maremagno de palabras inconexas.

Un día, analizando lo que acababa de escribir, creyó encontrarse ante un descubrimiento; de entre toda la confusión y sinsentido de palabras y más palabras, encontró una frase que como resaltada en negrita le llamaba poderosamente la atención. Al principio no lo comprendía pero luego cayó en la cuenta. La frasecita se refería a algo que había escrito el día anterior en su cuaderno rosado, y decía exactamente: …no sabes nada de lo que digo y eres un obsceno. ¡Claro! Pensó: ¡Ayer escribí que algunas palabras aparentemente inocentes podían contener un sentido erótico! Esa noche en la cama no paraba de darle vueltas al asunto y no sabía qué pensar. Pero sus temores se confirmaron pues al día siguiente leyó con gran sobresalto: ...ayer no has escrito nada y eres un cobarde. Efectivamente, había sido el primer día que había faltado a la costumbre de registrar sus impresiones. Normalmente la rutina consistía en escribir automáticamente por la mañana nada más levantarse, después se daba una ducha, se preparaba el desayuno, y en vez de leer el periódico, leía lo que había escrito y hacía sus anotaciones; pero ése día había quedado tan confundido con lo que se había encontrado que no había podido escribir nada. ¿Su inconsciente le estaba dirigiendo la palabra? ¿Se había enterado que había encontrado la frase el día anterior, que le había dado miedo y que por eso no había escrito nada? Tras reflexionar un rato cogió su cuaderno rosado y escribió muy escuetamente: Hoy es el segundo día que mi inconsciente se ha dirigido a mí. Por suerte para él, aquel día sus ocupaciones le reclamaron toda su atención, tuvo un día agotador y cuando llegó a casa se quedó dormido enseguida. Por la mañana se acordó vagamente de todo el asunto, pero le quitó importancia y se puso a escribir...


Imagen: Retrato del emperador Rodolfo II (Giuseppe Arcimboldo, 1590).

miércoles, 27 de octubre de 2010

En la playa, contigo (cuento íntimo)

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Aquí estamos, tú y yo. El viento y las olas con sus ininterrumpidos ritmos desacompasados. El salitre en el aire, y muy alto, el cielo es una delgada y pálida neblina. Delante el mar. Nosotros sobre la arena y ésta entre los dedos de las manos, en las comisuras de los labios, los dientes, y hasta detrás de las orejas. Una banda sonora monótona, interrumpida de vez en cuando por el grito de alguna gaviota y alguna frase que te lanzo a modo de caricia. Imagino tu cuerpo debajo de tu abrigo de lana, tu sabor detrás de tus labios, y todo tu pasado detrás de tu vida. Tengo la certeza de que alguna vez fuiste niña, te lo digo y te ríes. Te doy la mano y ahora yo también soy un niño. Me siento como un hermano mayor que se ve obligado a protegerte del mundo, pero es sólo un sentimiento porque sé que la vida te ha curtido y no me necesitas para eso. Tú te has girado y te has recostado contra mi pecho, te he abrazado, y la vista y la vida se nos pierden en la lejanía. Si algo ha sido mi infancia, ha sido una playa y el mar, y si algo quiero que sea mi vida, es tu espalda recostada sobre mi pecho. Me guías con tus manos bajo tu ropa y eso sobrepasa todas mis expectativas, pero me mantengo sereno, como si ese comportamiento fuera el habitual. Trato de recordar cómo conseguí este regalo, qué ingrediente utilicé para conseguirte. Pero no hay tiempo para hipótesis, te has levantado y voy detrás de ti. El futuro inmediato se ha cargado de dulces promesas mientras la playa languidece sin nuestra presencia. Quizás mañana discutamos, nos separemos y se nos parta el corazón, o quizás ocurra un milagro. Ella está esperando a que abra las puertas del coche, sin embargo me acerco a su lado y la arrincono. Su pelo flota en el aire movido por el viento. No está alarmada. Es muy bella. Me acerco más, la tomo por las manos y siento su primer beso. Es el beso prototipo, el que da comienzo a una aventura amorosa. Conozco la sensación de flotar. Di la vuelta, entré en el coche, le abrí la puerta, y ella también entró. Sin mediar palabra, arranqué, y todavía flotando, el coche comenzó a deslizarse sobre el asfalto. La tarde se desvanecía y como cualquier persona sensible, sentí el nudo en la garganta y esa ligera desazón por el ocaso. El cielo blanquecino era ahora azul turquesa y las nubes debieron diluirse pues ya brillaba algún lucero. Nos detuvimos a cenar, nos preguntamos por nuestras vidas y nos observamos de reojo. Ella brillaba intensamente, las copas de vino brillaban intensamente, la porcelana de los platos brillaba intensamente. Ya en la habitación de un hotel, todavía pudorosos y en ropa interior, nos metimos en la cama e hicimos el amor.



Loving you, Minnie Riperton.

lunes, 25 de octubre de 2010

¿Queréis que os cuente un cuento?

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"La princesa en el árbol" (Die Prinzessin auf dem Baum)
Cuentos alemanes desde Grimm (1922)
(Resumidamente)

Mientras un muchacho cuida de sus cerdos en el bosque, descubre un gran árbol cuyas ramas se pierden en las nubes. “¿Qué sucedería —se dijo el muchacho— si contemplara el mundo desde su cúspide?” Escaló durante todo el día el árbol sin llegar nunca a la copa. Se hizo de noche y tuvo que dormir en una rama del árbol. Al día siguiente continuó trepando y llegó al mediodía a la copa. Ya había anochecido cuando llegó a un pueblo construido entre las ramas. En él habitaban campesinos que lo atendieron y le dieron alojamiento para pasar la noche. Al día siguiente sigue ascendiendo. Hacia el mediodía encuentra un castillo en el que vive una joven. Entonces se da cuenta de que ya no puede subir más arriba. La joven es la hija de un rey, que está prisionera de un hechicero malvado. El joven permanece al lado de la princesa y tiene acceso a todas las salas del castillo; sólo a una le ha prohibido ella entrar. Pero su curiosidad es muy grande. Abre la puerta y encuentra dentro de la sala un cuervo, clavado a la pared por tres clavos. Un clavo atraviesa el cuello y los otros dos las alas. El cuervo se queja de sed y el joven, movido por la compasión, le da agua a beber. A cada trago cae un clavo, y al tomar el tercero el cuervo queda libre y escapa volando por la ventana. Cuando la princesa sabe esto, se asusta mucho y dice. “Fue el diablo, el que me hechizó. Ahora no tardará mucho en llevarme”. En efecto una buena mañana desaparece. El joven va en su búsqueda, durante la cual encuentra a un lobo, que le dice: “No te asustes pero dime, ¿a dónde te lleva tu camino?” El joven le cuenta su historia, con lo cual el lobo le da una prenda mágica hecha de algunos de sus pelos, con cuya ayuda el joven puede llamarlo para que lo auxilie en cualquier momento. De la misma manera se encuentra con un oso y un león, de los cuales también obtiene pelos. Además, el león le descubre que la princesa esta prisionera cerca, en la casa de un cazador. Encuentra la casa y la princesa, pero se entera que la fuga es imposible, porque el cazador tiene un caballo blanco con tres patas, que sabe todo y que infaliblemente prevendría al cazador. A pesar de ello el joven intenta huir, pero inútilmente. El cazador lo alcanza, pero en vista de que en una ocasión, cuando era cuervo, le salvó la vida, lo deja escapar y él regresa con la princesa a caballo. El joven se introduce furtivamente de nuevo en la casa, mientras el cazador ha salido al bosque, y convence a la princesa para que, con maña, obtenga del cazador el secreto de dónde ha obtenido el caballo blanco. En la noche, la princesa logra hacerle hablar, y el joven, que se ha escondido debajo de la cama, averigua que a una hora de distancia más o menos de la casa del cazador vive una bruja, que cría caballos encantados. El que consigue cuidar a los potros durante tres días, puede escoger para sí un caballo, como premio. Anteriormente daba también doce corderos para saciar el hambre de los doce lobos que viven en el bosque, en la cercanía del corral, para evitar que se abalanzaran sobre la gente. Pero a él no le dio corderos y los lobos lo persiguieron cuando se alejaba, y al atravesar los límites pudieron todavía arrancarle una pata a su caballo blanco, por lo cual sólo tenía tres. Rápidamente busca el joven a la bruja y se arregla para trabajar con ella a condición de que le dé, no sólo el caballo que escoja, sino también doce corderos. La bruja acepta pero ordena a los potros huir de él. Para adormecerlo le da aguardiente que el joven bebe, por lo que se queda dormido y los potros se escapan. El primer día los captura con ayuda del lobo, el segundo le ayuda el oso y el tercer día el león. Ahora ya puede escoger su recompensa. La hijita de la bruja le confía cuál es el caballo de montar de su madre. Es, naturalmente, el mejor caballo, también blanco. Éste es el que pide. Pero apenas ha salido de la cuadra, la bruja taladra los cuatro cascos del caballo y le chupa la médula de los huesos Con la médula hace un pastel, que da al joven para que lleve en el viaje. El caballo está muriéndose de debilidad pero el joven le da a comer el pastel, con lo cual recupera su antigua fuerza. Logra salir ileso del bosque, después de apaciguar a los lobos con los doce corderos. Recoge a la princesa y se la lleva en su caballo. El caballo de tres patas hace venir al cazador que persigue a los dos y pronto los alcanza, porque el caballo de cuatro patas no quiere correr. Cuando el cazador se acerca, el caballo de cuatro patas le dice al de tres: “Hermanita, tíralo”. El hechicero es lanzado al suelo y pisoteado por los dos caballos. El joven sube a la princesa al caballo de tres patas y cabalgan hacia el reino de su padre, donde se casan. El caballo de cuatro patas pide al príncipe que corte la cabeza a los dos caballos, ya que de otra manera le traerían mala suerte. Cuando lo hace, se transforman los dos caballos en un apuesto príncipe y una hermosa princesa, que después de algún tiempo parten para “su propio reino”. Habían sido transformados en caballos en una ocasión por el cazador.

El mismo cuento interpretado por Jung

Los cuentos infantiles tienen algo maravilloso, y no se trata sólo de lo imaginativos que puedan ser, sino que al oírlos se adivina que de entre todas esas descabelladas fantasías existe la narración de unos hechos que se corresponden con una realidad mágica pero tremendamente objetiva. Y esa es la segunda lectura que os propongo: La que hace Jung de este cuento; tan maravillosa como la primera, pero traducida al lenguaje de la razón, y de la que trataré de dar cuenta a continuación.

Para Jung en la trama y el simbolismo de este cuento se hallan la arquitectura y el juego, propios del espíritu humano. En cuanto a la trama, un muchacho aventurero decide ascender, y un ser maligno desea ser liberado y descender. Psicológicamente hay un vínculo secreto entre ambos, y no está claro cual de los dos tira más del otro para que se realice la acción, llegando incluso a mezclarse las dos identidades, las cuales se diferenciarían por los métodos algo distintos que utilizan para lograr sus fines. El objetivo es conseguir la posesión de la princesa, y para ello se establece una lucha que representa la escenificación de un conflicto que no cesará hasta hallar una solución. Como piezas para desarrollar el combate, hay dos caballos mágicos. Al caballo que pertenece al ser maligno le falta una pata porque fue obtenido de la bruja sin pagar el peaje exigido por los lobos y representa una tríada, el caballo de cuatro patas por otro lado, ha sido obtenido por el héroe de forma conveniente y representa una tétrada o símbolo de totalidad. El caballo de cuatro patas es superior al de tres, por lo que el héroe sale victorioso y desposa a la princesa. Por último, la felicidad es doble al descubrirse que ambos caballos eran en realidad una pareja de hermanos encantados que debido al desenlace obtienen la anulación del hechizo y se casan.

En palabras de Jung

Lo maligno ctónico.

Entre los alquimistas puede verse claramente cómo a la trinidad de la divinidad corresponde una tríada ctónica, inferior. Todo indica que lo maligno, o su símbolo habitual, pertenece al grupo de figuras que describen lo oscuro, lo nocturno, inferior, ctónico. Dentro de ese simbolismo, lo inferior se comporta frente a lo superior como una correspondencia opuesta.

Simbolismo del tres y el cuatro.

Tres como número impar, masculino, se atribuye aquí al cazador malo y representa la tríada inferior. Cuatro como número par, femenino, corresponde a la bruja y representa la tétrada inferior. A la antítesis masculino-femenino, se suma la tétrada como símbolo de la totalidad contra la tríada que no lo es. Desde el punto de vista energético una antítesis representa un potencial, la posibilidad de un desarrollo y de un acontecimiento, ya que la tensión de lo opuesto tiende a la compensación. La explicación del cazador de cómo perdió su caballo una pata, expresado en lenguaje psicológico significaría que cuando el todo abandona el inconsciente para entrar en la esfera de la conciencia, uno de los cuatro se queda atrás, detenido por el horror vacui del inconsciente. De ello surge una tríada a la que corresponde —según sabemos, no sólo por el cuento, sino por relatos simbólicos— una tríada opuesta, es decir un conflicto. (Si se representa la tétrada como un cuadrado y se corta éste por la diagonal en dos mitades, resultan dos triángulos cuyas puntas señalan en direcciones opuestas). El siguiente párrafo inexplicable se ha querido atribuir al buen humor de Platón: “Uno, dos, tres, pero el cuarto, mi querido Timeo, de los que ayer eran los invitados y hoy son los anfitriones, ¿dónde se nos ha quedado?” Permaneció en el reino de la madre oscura, detenido por la avidez de lobo del inconsciente, que no quisiera que nada abandonara su órbita a no ser que se le ofreciera un holocausto en compensación.

Reflejo inverso del prototipo cristiano.

El cazador y hechicero malo, como la bruja, representan las imágenes negativas de los padres en el mundo mágico del inconsciente. El cazador aparece al principio bajo la figura de un cuervo negro. Ha raptado a la princesa y la tiene prisionera. Ella lo señala como el “diablo”. Pero en forma curiosa, él mismo está encerrado en un lugar prohibido del castillo y clavado en la pared con tres clavos, es decir, está como quien dice crucificado. Está prisionero, como todo carcelero, y proscrito él mismo, como cualquiera que anatematiza. La prisión de ambos es un castillo encantado en la copa de un árbol gigante, seguramente el árbol del mundo. La princesa pertenece al brillante mundo superior, cerca del sol. Si precisamente está prisionera sobre el árbol del mundo, es porque es una especie de ánima mundi, que ha caído en poder de la oscuridad. Sin embargo, su captura no le ha parecido bien a ésta, ya que el raptor ha sido crucificado y precisamente con tres clavos. La crucifixión significa notoriamente una sujeción penosa y una suspensión, el castigo para el temerario que, como Prometeo, se atreve a entrar en la esfera del principio contrario. Esto hizo también el cuervo, que se identifica con el cazador, al robar del mundo superior luminoso un alma valiosa, razón por la cual es clavado en este mundo superior en la pared, como castigo. Es evidente que se trata de un reflejo en sentido contrario, del prototipo cristiano. El salvador que salvó a la humanidad del dominio del señor de este mundo, es clavado en la cruz aquí abajo, en el mundo sublunar, en la misma forma que el cuervo raptor es clavado en la pared, en la cumbre celestial del árbol del mundo, por su intrusión. La tríada que forman los clavos es, en nuestro cuento, el instrumento característico del anatema. Pero en el cuento no se dice quién aprisionó al cuervo, porque parece que debe tratarse de un anatema en nombre de la trinidad.

El pecado de la desobediencia. Del mundo superior al mundo de los hombres.

El joven héroe, que escala el árbol del mundo hasta llegar al castillo encantado, donde tiene que liberar a la princesa, puede penetrar en todas las salas, con excepción de una, en la que se encuentra el cuervo. En la obra hay ostensiblemente el propósito oculto, no tanto de liberar a la princesa, sino al cuervo. Tan luego como el cuervo ve al héroe, comienza a gritar en forma lastimera y a quejarse de su sed, y el joven, impulsado por la compasión, lo socorre, no con hisopo y vinagre, sino con agua reparadora, con lo cual caen inmediatamente los clavos, y el cuervo escapa volando por la ventana abierta. En esta forma, el espíritu maligno queda de nuevo en libertad, se transforma en cazador, roba a la princesa por segunda vez y la encierra, pero en esta ocasión en la tierra, en su cabaña. El propósito oculto se descubre en parte: la princesa tenía que ser traída del mundo superior al mundo de los hombres, lo cual no era posible sin la ayuda del espíritu maligno y de la desobediencia humana. Pero como también en el mundo de los hombres el cazador de almas es señor de la princesa, tiene que intervenir nuevamente el héroe, como hemos visto, escamoteando a la bruja el animal de cuatro patas, a fin de quebrantar el poder del de tres patas del hechicero. La tríada es lo que hechiza al cuervo, y es también el poder del espíritu maligno. Son las dos tríadas con dirección opuesta.

El arquetipo del espíritu y el juego para conseguir la conciencia superior.

En otro campo, en la experiencia psicológica, sabemos que tres de las cuatro funciones de la conciencia se diferencian, es decir, se pueden volver conscientes; otra queda ligada al inconsciente y se designa función inferior, de minusvalía. Es el talón de Aquiles aun de la conciencia más heroica. En alguna forma el fuerte es débil, el inteligente tonto, el bueno malo, etc., y lo contrario también es cierto. En nuestro cuento la tríada aparece como una tétrada mutilada. Si se pudiera agregar una pata a las otra tres, resultaría el todo. El axioma enigmático de María dice lo mismo: “del tercero resulta el uno (como) cuarto”, es decir, cuando del tercero se obtiene el cuarto, se obtiene también la unidad. El fragmento perdido, que se encuentra en poder de los lobos de la bruja, es sólo una cuarta parte, pero forma con las tres el todo, que elimina la separación y el conflicto. Nuestro cuento demuestra con claridad excepcional, por una parte, toda la antinomia del arquetipo del espíritu, y por la otra, el intrincado juego de los factores antitéticos con el único objeto principal de llegar a la conciencia superior.


El inconsciente elevado. El tributo a los poderes ctónicos. Engañosa lucha entre héroe y cazador. Gana la tétrada y se resuelve el conflicto.

El joven porquerizo, que desde las profundidades animales escala el árbol gigante del mundo y en la cumbre, en el mundo superior luminoso, descubre a su doncella ánima, la encumbrada princesa, simboliza el ascenso de la conciencia desde dominios casi animales hasta una cúspide llena de perspectivas, lo que representa la amplificación del horizonte de la conciencia en una forma especialmente adecuada. Cuando el consciente humano ha alcanzado esta altura, se le enfrenta allí su correspondiente femenino, el ánima. Ésta es una personificación del inconsciente. El encuentro demuestra lo inadecuado que es designar al inconsciente como “subconsciente”. No sólo no está debajo de la conciencia, sino que también encima, y muy por encima, ya que el héroe necesita primero trepar penosamente. Este inconsciente elevado hace el desagradable descubrimiento de que su alta y luminosa ánima, la princesa alma, está hechizada allá arriba y prisionera como un pájaro en su jaula. Sin embargo puede vanagloriarse de haberse elevado con éxito desde las profundidades de un abismo casi animal, pero su alma está en poder de un espíritu maligno, de una tenebrosa imagen paterna de naturaleza infernal, en figura de un cuervo, la conocida figura terimorfa del diablo. ¿De qué le sirve su altura y su vasto horizonte, si su amada alma languidece en prisión? Inclusive secunda al mundo inferior y aparentemente quiere impedir al joven descubrir el secreto de su prisión, al prohibirle la entrada a una de las salas. Sin embargo, subrepticiamente, lo induce a ello, precisamente por medio de la prohibición. Es como si el inconsciente tuviera dos manos, de las cuales una hace lo contrario de la otra. La princesa quisiera y no quisiera ser liberada. Pero el espíritu maligno ha caído también en una trampa: quería robar una hermosa alma del mundo superior, pero no ha contado con que, de esa manera, había sido también proscrito a ese mundo. Aunque es un espíritu tenebroso, tiene nostalgia de la luz. Esa es su disculpa oculta, así como la proscripción es el castigo por su abuso. En tanto el espíritu maligno está cautivo en el mundo superior, la princesa no puede tampoco bajar a la tierra, y el héroe permanece perdido en el paraíso. Pero comete entonces el pecado de la desobediencia, facilitando así el rapto por el raptor y originando una nueva fuga de la princesa, es decir, toda una serie de consecuencias adversas. El resultado es que la princesa vuelve a la tierra, y que el cuervo endemoniado toma la figura del cazador. De esta manera, la leve y etérea ánima, así como el principio del mal, se acercan a lo humano y se vuelven accesibles. El caballo de tres patas del cazador, que todo lo sabe, representa de hecho su poder. Corresponde a las porciones inconscientes de las funciones diferenciadas. El cazador en cambio, personifica la función inferior, que en el héroe se manifiesta también por su curiosidad y afán de aventura. Posteriormente se asemeja más al cazador: usa la misma forma que éste para obtener su caballo de la bruja. Pero a diferencia del héroe, el cazador descuida obtener al mismo tiempo doce corderos, para alimentar a los lobos, que por esta razón mutilan su caballo; omite pagar el tributo a los poderes ctónicos, justo porque no es más que un ladrón. Por la omisión del cazador, el héroe aprende que el inconsciente sólo entrega sus criaturas a cambio de un holocausto. El número doce es aquí un símbolo del tiempo, con el significado agregado de doce obras, que deben ser ejecutadas para el inconsciente, antes de poder liberarse de él. El cazador aparece como un primer intento malogrado del héroe, de entrar en posesión de su alma por medio de la violencia y el robo. Pero la obtención del alma significa en realidad una obra de paciencia, de sacrificio y de entrega. Al entrar en posesión del caballo de cuatro patas, el héroe sustituye totalmente al cazador, y conquista con ello a la princesa. La tétrada se manifiesta en nuestro relato como el poder superior, ya que en su totalidad integra aquel fragmento que le faltaba para ser completa. En verdad, el héroe mismo esta metido desde el principio en el cazador y obliga a este a realizar el robo del alma por todos los medios inmorales que están a su alcance, para ponerla a la disposición del héroe poco a poco, contra su propia voluntad. Aparentemente hay una lucha feroz entre ambos, pero en el fondo, uno lucha en interés del otro. La solución del conflicto se realiza en el momento en que el héroe consigue obtener la tétrada, lo cual significa desde el punto de vista psicológico, que la función inferior se integra al sistema tripartito. Con esto se resuelve el conflicto bruscamente, y la figura del cazador desaparece en la nada. Después de este triunfo, el héroe monta a su princesa en el caballo de tres patas y cabalga con ella hacia el reino de su padre. Ella conduce y personifica aquella región del espíritu, que antes estaba al servicio del cazador maligno. El ánima es y sigue siendo la representante de aquella porción del inconsciente, que nunca podrá ser un todo accesible al ser humano.

Las tres parejas.

El final satisface en tanto que la princesa A y el porquerizo se casan y se transforman en pareja real. El príncipe y la princesa B celebran también su matrimonio, pero en forma de incesto, según prerrogativa real arcaica, lo cual puede repugnar algo, pero debe ser aceptado como costumbre peculiar en el círculo de los semidioses. La tétrada representada, por una parte, por el porquerizo y la princesa A, y por la otra por el príncipe y la princesa B, se han unido y ligado íntimamente, cuando menos por mitades: frente a frente están dos parejas matrimoniales que aunque paralelas, se encuentran separadas una de otra, debido a que una pertenece al mundo profano y otra al mágico. Por otro lado el cazador y la bruja forman otra pareja que es el reflejo de una pareja de padres divinos en la porción nocturno-ctónica del mundo mágico.

Un conflicto divino.

El motivo primario para el drama consistió en la intrusión previa del espíritu maligno. La consecuencia fue su crucifixión. La prisión de la princesa A fue una intrusión en el mundo profano, y el encantamiento de la pareja hermano-hermana, que debemos suponer semidivina, lo fue también en el mundo mágico. En la medida en que el cazador, como figura pagana de dios, se eleva sobre el mundo de los héroes y de los amados de los dioses, el paralelismo se eleva también sobre lo meramente mágico hasta un círculo divino y espiritual, en el que es atrapado el espíritu maligno, el diablo, o cuando menos un diablo que ha sido maldito por un principio contrario, por lo menos tan poderoso, o quizás más aún, expresado por los tres clavos. Esta suma tensión opuesta, de la cual deriva todo el drama, es, evidentemente, el conflicto entre la tríada superior y la inferior o, expresado en términos más universales, entre dios y el diablo.


Nota: Para obtener mayor precisión y deleite en los comentarios e ideas de Jung, os remito a su libro “Simbología del espíritu” (Carl Gustav Jung, 1951).
Imagen 1: Tippi Hedren y cuervo. Foto alusiva a la película "Los pájaros", dirigida por Alfred Hitchcock en 1963.
Imagen 2 y 3: Sin datos.