lunes, 27 de enero de 2014

Pietro Locatelli


Pietro Antonio Locatelli (Bérgamo, 3 de septiembre de 1695 - Ámsterdam, 30 de marzo de 1764). Fue un compositor y violinista italiano. Como niño prodigio es enviado a estudiar en Roma con Arcangelo Corelli en enero de 1711. Fue considerado el Paganini del siglo XVIII. Entre 1717 y 1723 lo llaman para interpretar obras en la Iglesia de San Lorenzo de Damaso. En 1725 fue nombrado maestro de capilla. En 1727 viaja a Múnich y al año siguiente a Berlín. Se radicó finalmente en Ámsterdam dedicándose a la enseñanza, dándole clases a Jean-Marie Leclair, no otorgó más conciertos públicos, pero si algunos privados. La obra de Locatelli es principalmente para violín. Entre sus obras destaca su publicación Arte del violino, opus 3, publicado en 1733 (una colección de doce conciertos para violín que incluyen cadencia), además escribió 24 caprichos para violín, que representan una gran dificultad técnica y de los cuales el más conocido tal vez por su nombre o por su extraordinario virtuosismo es el llamado "Laberinto armónico", así como tríos, concerti grossi, y sonatas para flauta. Se aprecia en su obra inicial influencia de Corelli, y en obras cronológicamente más adelantadas, de Antonio Vivaldi. En sus piezas para violín utiliza técnica virtuosística, usa cadencias largas en donde desarrolla la voz, utiliza el registro alto, cuerdas dobles y cambios de posición muy rápidos.
(Wikipedia)




miércoles, 8 de enero de 2014

Juan Eduardo Cirlot


Juan Eduardo Cirlot Laporta
(Barcelona, 9 de abril de 1916 - 11 de mayo de 1973)
poeta, crítico de arte, mitólogo, iconógrafo y músico español

Carta a André Breton (extractos) (1956)

(...) estoy preparando una Suma simbólica, en la que se confrontan los conocimientos que los ocultistas, psicólogos, antropólogos, orientalistas, historiadores de las religiones y autores de tratados tienen del simbolismo. Creo que es necesario llegar al superconocimiento de una serie de cosas (cualidades de materias, paisajes, sueños, seres que nos llenan de perturbación, que nos asedian o nos maldicen) para las cuales "no existe aún ciencia alguna" y creo que únicamente el simbolismo puede proporcionar (con la ayuda del psicoanálisis o mejor de una psicología de la forma en evolución) los fundamentos de semejantes tareas.

(...) El "más allá", sea sobrenatural o natural, trascendente o inmanente, me apasiona, me llama, me preocupa más que el amor y más que el dinero, más que la gloria y el trabajo intelectual. Me he cortado el pelo, huyo en la medida de lo posible de la práctica sexual que, en el fondo, me inspira un gran desprecio cuando no es una brecha abierta al misterio, al paisaje del bosque del que acabo de hablar, el bosque de todas las leyendas y de los cuentos de hadas. Para merecer el acceso a esta tierra lejana y tan próxima, detesto cualquier injusticia, sufro los errores ajenos, me sacrifico y espero. No sé si esto es religión, ni si mi religión es fidelidad o infidelidad, pero no puedo hacer más de lo que hago.

(...) Tuve un día entre las manos un cuerpo de mujer del que apenas me acuerdo, a pesar de que la palidez lunar de la pierna continúa obsesionándome y la semitransparencia de la media de seda que permitía ver la calidad de la carne y la sombra muy ligera de un vello fino como el agua deja ver el fondo del mar, las algas y los erizos. Comprendí que esta transparencia gris, velo o cristal empañado, era el principio del verdadero misterio, que no está en el ver ni en el ignorar, sino en el entrever. Un terrible torbellino me ha proyectado frente a las "cualidades" materiales, las erosiones, la tierra agitada, la piedra podrida, el árbol hueco e hinchado: he visto las aguas estancadas y las capas inferiores del cielo donde las ortigas terrestres y las frías acumulaciones atmosféricas intercambian signos de identidad.

(...) Debo decir que en España el surrealismo es pura nada, secreto detestado, movimiento encerrado en el silencio con las llaves de la total indiferencia. Mis libros publicados no me traen nada del exterior, no tienen el poder del anzuelo: en este país, todos creen en la evidencia indestructible, en la solidez del universo. No ven que tenemos un brazo en el agua y el otro en el fuego, la cabeza en el ser y el cuerpo en el no-ser, el alma en el día y el espíritu en la noche. El sentido común les basta y lo que no es sentido común es como un arabesco en la humareda: poesía, palabra escrita con las más pequeñas letras del impresor, con tinta verde sobre papel verde.


Poesía y música compuestas por Juan Eduardo Cirlot. Texto recitado por Javier Maderuelo. Vídeo de Rover Lang.