sábado, 24 de diciembre de 2011

Artilugios, arte y artesanías

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“¿Me preguntas por qué compro arroz y flores?
Compro arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir.”
Confucio (551 a. C. – 479 a. C.)

Qué misteriosa la vida y qué misterioso que unos monitos (realmente unos grandes monos más bien feotes) empezáramos a fabricar cosas raras. Jarras y jarros para contener agua y grano, casas y vestidos para resguardarnos de la intemperie, yesca y pedernal para encender un fuego en el hogar. Y que al fabricar esos objetos inevitablemente les transfiriéramos también parte de nuestro aliento, poniendo en ellos nuestro corazón, nuestros temores y anhelos.

Tras esta profunda reflexión os dejo con un poco de música barroca
(últimamente me ha dado por ahí, qué le vamos a hacer)

Este no es Johann Sebastian sino Carl Philipp Emanuel (1714 – 1788). Fue el quinto de los siete hijos de Johann Sebastian Bach y Maria Barbara Bach (su padre tuvo veinte en total). Georg Philipp Telemann fue su padrino. (¡Menuda familia!).

Sonata In G, WQ 65/22 (H 56) - Allegro



Cello Concerto No. 2 in B flat major, Wq 167 - I. Allegretto



Flute Concerto in D Minor (2/3)


jueves, 22 de diciembre de 2011

Oniricomicon

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Perder un enlace suponía tener que hacer después varios trayectos cortos. En medio de una larga noche de somnolencias, hierros y andenes desiertos, por fin apareció como un monstruo, vomitando vapor de agua, chirriando, desde la penumbra. El tren llevaba varios pasajeros, todos parecían mujeres jóvenes, adormiladas unas, despiertas otras. Subí al vagón y allí había una de ellas. Me apeteció tanto su presencia y le lancé una mirada tan lasciva que ella enseguida comprendió. Como si pudiéramos leernos el pensamiento le pregunté si sabía cuánto tardaría el tren en llegar a la próxima estación con el único afán de averiguar de cuánto tiempo disponíamos. Media hora. No había tiempo que perder. Su cuerpo estaba caliente y sus ropajes suaves como la seda. Traté de abarcarla con mis brazos, quería poseerla de inmediato y por completo. Un brazo la rodeaba por el cuello mientras el otro bajaba hasta sus genitales que latían y sudaban en abundancia.


miércoles, 21 de diciembre de 2011

Feliz Navidad

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Según algunas creencias New Age, el año 2012 estaría destinado a ser un gran año de transformación. Existe desacuerdo entre los creyentes sobre si en el año 2012 tendrá lugar el fin de la civilización, o si en cambio la Humanidad se elevará a un nivel superior. No hay evidencia científica de ningún tipo que soporte estas creencias. Numerosas fuentes esotéricas interpretan la finalización del decimotercer ciclo B'ak'tun en la cuenta larga del calendario maya (que ocurre el 21 de diciembre según la correlación más fiable) como indicación de que tendrá lugar un cambio importante en el orden mundial. (Wikipedia)

No sé qué habrá de cierto en ello ni cuán acertada será esa fecha tan puntual en el calendario, pero sí sé que el péndulo, la pedaleada, la ola... han agotado su energía. La humanidad entera contiene la respiración, expectante ante lo que nos deparará el futuro. Ojalá tengamos suerte o en su defecto coraje. Os deseo a todos unas fiestas amables y cariñosas, y en cuanto a los designios del altísimo, que sea lo que Él quiera.




jueves, 8 de diciembre de 2011

Mi ánimo

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No soy doctor ni profesor ni capitán. No he formado una familia ni tengo un círculo de amistades. No he cultivado disciplinadamente mi intelecto ni mi cuerpo. Para los más jóvenes ya soy un viejo y el tabaquismo está acabando con la firmeza de mis dientes.

Foto: Pterocephalus porphyranthus

Aunque siempre me ha preocupado el mundo, nunca emprendí iniciativa alguna... bueno sí, quizás el yoga y la psicología. He intentado comprender, ser bueno y sanar todo lo que hay de malo en mí y en él. Mi búsqueda de la felicidad ha consistido en mirar las cosas por el rabillo del ojo, y no con demasiada frecuencia pues las ocupaciones, los malentendidos y la dispersión han sido el grueso de todo ese tiempo transcurrido.

Pero a pesar de todo he madurado, ya no me engaño ni me engañan —es un decir— y sé lo que quiero. Quiero que mi mundo sea un mundo austero, sin excesivas cosas de las que tener que ocuparme: sin suelos para barrer, cristales para limpiar, cosas a las que quitar el polvo o proteger; sin demasiadas comodidades pero con la enorme dicha de no tener que estar abocado a contratos, obligaciones, ataduras... Solo tomar prestado lo imprescindible y mientras me sea posible. Y no voy a reclamar lo que me deben: esas constantes aportaciones dinerarias que se suponía me aportarían un retiro apacible. Voy a entregar lo mejor de mí mismo sin pedir nada a cambio.

Anoche tuve un sueño en el que sumergía la cabeza en una masa vegetal que, como un enorme bouquet de flores silvestres, suspendía en el aire. Y supe así, que la vida —mi mundo—, aún me depararía algunos momentos de felicidad como éste y quién sabe, quizás... el desenlace de una plenitud definitiva.