A más de 120 kilómetros por hora había perdido la orientación y ya no sabía por dónde seguía la carretera. De pronto las líneas que me habían estado guiando se habían vuelto locas y como en 2001 una odisea del espacio, una avalancha de imágenes se atropellaban frente a mí.
Líneas curvas que radiaban hacia fuera y hacia adentro, rayas discontinuas, rayas sencillas, rayas dobles, bandas anchas, oblicuas, perpendiculares, paralelas, y no sé cuántas cosas más y de qué forma tan desconcertante habían pasado bajo las ruedas de mi coche a gran velocidad. Podía haber ocurrido lo peor, haberme salido de la carretera, ir a incrustarme contra el tronco de algún árbol o dado unas cuantas vueltas de campana antes de impactar contra alguna roca, pero milagrosamente me mantuve en el camino y en un instante todo volvió a la normalidad.
Otra vez delante de mí se extendía plácidamente el zigzagueante trazado que contorneaba la costa, unido a las bellísimas vistas que ofrecía ese balcón sobre el Mediterráneo.
Horas después estaba con mi francesita. Mi cuerpo tostado por el sol haciendo resaltar mis ojos azules y mis cabellos rubios, mi aplomo, el mar, la brisa salada y el vaso perlado de gotitas de una cerveza helada, eran todos ellos ingredientes necesarios para que el tiempo transcurriera de aquella manera y me sintiera tan bien.
6 comentarios:
La morale de cette histoire c'est que, même quand on est blond aux yeux bleus, on ne peut pas conduire à 120 sur la côte méditerranéenne sans risque d'accident mortel.
Baby you CAN'T drive my car.
¡Qué bien que todavía quede alguien por aquí!
Aquella, CC, era una época de moral más relajada en lo concerniente a la seguridad, y yo disfrutaba enormemente con la aventura que suponía viajar por unas carreteras llenas de peligros mortales. Era algo así como un reto que yo aceptaba temerariamente y del que por suerte siempre salía bien parado. C'était fou.
¡ A quién se lo cuentas ! Más de un ligue tuve yo que me ponía los pelos de punta y me mareaba ( j'avais mal au coeur, c'est le cas de le dire) en las curvas. Todo eso sin cinturón que todavía no existía. Oui, vraiment fou.
De momento y hasta el domingo soy 100% abuela, lo que me deja poco tiempo para los blogs.
Una niña ¿no? Un día de éstos quiero intentar un post infantil, aunque seguramente me saldrá para niño. En mi casa por línea materna tenemos la maldición de los varones, mi madre y sus tres hermanos tuvieron siete niños y éstos otros seis más si no me fallan las cuentas, ¡trece varones y ninguna niña! Bueno, te deseo que cumplas con tus obligaciones a la perfección y que además lo paséis fenomenal. Por cierto, mi post de este mes titulado “Una dulzura desmesurada” es apto para todos los públicos, a lo mejor se lo podías mostrar y luego me cuentas qué le pareció.
Sí, es ella la que te enseña la lengua cada vez que te pongo un comentario. Debería cambiar la foto pues es de hace 4 años.
Si bien tuve dos hermanos, gracias a mi madre, de los que nos separaron por tristes circunstancias, mi padre no hizo nada más que niñas (4) de las que tuvo 5 nietas. Cuando nació su bisnieto, apenas se lo creía. " ¿ Seguro que es niño " dijo.
En un momento de calma, intentaré traducirle a mi nieta "tu Dulzura desmesurada". Ya te contaré.
Si me comentáis alguna cosa y no os respondo, tened en cuenta que no lo hago por descortesía sino porque pasado mañana comienzo mis vacaciones y no vuelvo hasta septiembre. Nada del otro mundo, me quedaré en casa disponiendo del tiempo como a mí me guste y veré muchas olimpiadas… ya se sabe: ¡no hay dinero!
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