jueves, 13 de junio de 2013

Los tiempos de Domenico Scarlatti


Scarlatti nació en Nápoles el 26 de octubre de 1685 cuando esta ciudad pertenecía a la Corona Española. No se puede decir que Nápoles fuera España, como no se puede decir que Angola haya sido alguna vez Portugal, o Indonesia Holanda; se trataría más bien de esos caprichos del destino que han hecho a las verdaderas nacionalidades pertenecer a distintas administraciones a lo largo de la historia.


Detalle de La familia de Felipe V, cuadro de grandes dimensiones, 1743, de Louis-Michel van Loo, que se conserva en el Museo del Prado. — Scarlatti sirvió entre 1733 y su muerte en 1757 como maestro de clave de María Bárbara de Braganza (la segunda por la izquierda, junto a su marido el príncipe Fernando y futuro rey de España —en 1746— Fernando VI)



Domenico Scarlatti - Sonata in F minor - K.386 / L.171
played by Akin Unver (Chapman Stick)


Vida y carrera de Scarlatti (Wikipedia)

Scarlatti se convirtió en compositor y organista de la capilla real de la Corte Española de Nápoles a los dieciséis años, y en 1704 revisó la ópera Irene, de Carlo Francesco Pollarolo, para una representación en Nápoles. Poco después su padre le envió a Venecia, pero no se tiene información de los cuatro años que pasó allí. En 1709 fue a Roma para ponerse al servicio de la exiliada reina polaca María Casimira. Durante su estancia en Roma conoció a Silvius Leopold Weiss y Thomas Roseingrave, el último de los cuales encabezó la recepción entusiasta de las sonatas del compositor en Londres. Domenico era ya un eminente clavecinista, y hay un relato que cuenta que en una prueba de talento con Georg Friedrich Händel en el palacio del cardenal Ottoboni en Roma, se le declaró superior a Händel en este instrumento, pero inferior en el órgano. Más tarde, cuando ya era mayor, se sabe que se persignaba con veneración cuando hablaba de las aptitudes de Händel. Además, durante su estancia en Roma, Scarlatti compuso varias óperas para el teatro privado de la reina Casimira. Fue maestro de capilla en la Basílica de San Pedro desde 1715 a 1719, y en el último año se trasladó a Londres a dirigir su ópera Narciso en el King’s Theatre. En 1720 o 1721 viajó a Lisboa, donde enseñó música a la princesa Bárbara de Braganza. Regresó a Nápoles en 1725 y durante una visita a Roma en 1728 se casó con Maria Caterina Gentili. En 1729 se trasladó a Sevilla con el séquito de la princesa portuguesa que iba a contraer matrimonio con el heredero al trono de España, el futuro Fernando VI. Allí, en Sevilla, seguramente conocería los aires de la música popular andaluza. En 1733 se instaló definitivamente en Madrid como maestro de música de Bárbara de Braganza y allí vivió hasta su muerte. Después de fallecer su primera esposa en 1742 se casó con una española, Anastasia Maxarti Ximenes, con la que tuvo dos hijos. Durante su estancia en Madrid, Scarlatti compuso alrededor de 555 sonatas bipartitas para teclado. Es por estas obras por las que se le recuerda hoy en día. En ellas se aprecia una música totalmente original y distinta a la del repertorio operístico, instrumental y de cantatas profanas y religiosas que compuso en su juventud. La asimilación de los aires populares españoles y la experimentación constante de las posibilidades del clave, instrumento de cámara en el que ejercitaba su magisterio para la reina, le llevaron a ser el iniciador de la escuela de clave española del siglo XVIII, que tendría seguidores en autores de la talla del Padre Soler. Tan identificado se sintió con la vida española que llegó a firmar con el nombre de Domingo Escarlati, apellido que aún conservan sus descendientes. Domenico Scarlatti murió en Madrid, a la edad de 71 años. Su residencia en la calle Leganitos tiene designada una placa histórica.



Domenico Scarlatti - Charles Avison
Concerto grosso in D-major, no.12 - Croatian Baroque Ensemble

El compositor inglés Charles Avison (1709-1770) compuso y publicó en 1744 a partir de sonatas scarlattianas sus Concertos in Seven Parts done from the Lessons of Domenico Scarlatti, un conjunto de doce concerti grossi para orquesta donde utiliza materiales de las sonatas refundidos y orquestados fundamentalmente a partir de los Essercizi per gravicembalo, única compilación de sonatas de Scarlatti publicadas en vida.

5 comentarios:

Vanbrugh dijo...

En estas cosas nunca vamos a estar de acuerdo -en que Scarlatti es un músico maravilloso, sí- pero aún sabiéndolo me cuesta dejar de hacer una puntualización:

Si es de 'naciones' de lo que hablamos -por cierto, 'verdaderas nacionalidades' me suena muy parecido a 'verdaderos trolls', son oxímoros sin otro posible significado que el literario- ni siquiera estoy seguro de que se pueda decir que España haya sido alguna vez España, y menos aún que Angola haya sido alguna vez Angola. Las naciones -y su secreción más evanescente aún, las nacionalidades- son, en el mejor de los casos, mitos, construcciones emocionales, metáforas, propósitos -y ni siquiera buenos propósitos-, literatura -y ni siquiera buena literatura-...

Lo que realmente existe y lleva con motivo nombres propios escritos con mayúscula son los estados. Y si hablamos de estados, como parece más útil y razonable -los trolls, querido amigo, no existen- naturalmente que se puede, y se debe, decir que Nápoles fue España, y Angola, Portugal, e Indonesia, Holanda.

Ātman dijo...

Creo que ambas cosas son ciertas, que Nápoles fuera España y que no lo fuera. En el caso de Scarlatti además, él se sentía tremendamente cómodo en su nueva patria; se podría decir que fue español por adopción a pesar de que paradójicamente nació y murió en España.

Caruano dijo...

Un placer aprender un poco más sobre música barroca. Y escucharla, claro.
Tampoco está nada mal leer las reflexiones del señor Vanbrugh.
Saludos.

C.C. dijo...

Precioso, Atman. Muchas gracias.

Estoy totalmente de acuerdo con Vanbrugh sobre el tema de las naciones y nacionalidades.

Ātman dijo...

Me alegro que te haya gustado, Caruano. En cuanto a Vanbrugh, tiene un blog muy interesante y la virtud de hacer que todos sus comentaristas se sientan bien atendidos, lo que no significa que siempre los complazca.

Gracias, CC. Yo comparto vuestro punto de vista pero se podría decir que soy más nacionalista. Los estados a los que alude Vanbrugh como incuestionables, al menos lingüísticamente hablando, son una suma entre la cultura y el sentimiento de pertenecer a una nacionalidad exclusiva y la posibilidad o no de tener su consecuente estado, lo que exceptuando cuando se cometen genocidios generalizados, es una tendencia que suele llevar a la consecución del objetivo y surge una nueva nación que más tarde o más temprano será reconocida por la mayoría de los otros estados.