jueves, 17 de mayo de 2012

Epigenética

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¿Necesitamos políticas que permitan la libre circulación del capital o que corrijan las tendencias no deseables de su actividad? ¿El universo surgió de la gran explosión del Big Bang o se crea constantemente? ¿La selección natural es la herramienta con la que se ha dado forma a la biodiversidad o los individuos pueden haber dirigido los cambios evolutivos? ...Parece que siempre ha existido una disyuntiva sobre la que hemos debido tomar partido.

Foto: ♀ Giraffa camelopardalis thornicrofti

A pesar de lo categórico de las razones por las cuales hoy se aceptan determinados credos, siempre me ha quedado la sospecha de que sí, pero que no del todo. En cualquier caso no hay que olvidar que dichas suposiciones son eso: suposiciones, tan válidas como las contrarias. Que todo haya salido de la nada, según la teoría del Big Bang, no deja de parecerme un cuento de hadas, o mejor aún: una película de acción, tan afectos como somos a lo violento y grandilocuente. Estamos tan convencidos de la exactitud de los hechos que nos olvidamos que en épocas pretéritas también lo estábamos de cosas tan absurdas como que éramos el centro del universo o que los epilépticos tenían posesiones demoníacas. Para empezar, es muy saludable reconocer que lo desconocemos prácticamente todo, claro que comparado a lo que sabíamos hace un siglo o un milenio atrás ahora sabemos mucho más, pero imaginaros lo mucho más que sabremos en el futuro (suponiendo que tengamos alguno, como civilización, quiero decir).

A mí siempre me pareció que la costumbre de tanto estirar el cuello para comer las hojas elevadas de los árboles que tienen las jirafas era la causa evidente que habría modelado la fisonomía de ese animal. Esta idea siempre se ridiculizó, pero ahora parece ser que hay un nuevo campo, el de la epigenética, que no se lo toma a broma.

Jonathan Richman - There's Something About Mary


The Foundations - Build me up Buttercup



NOTA (Wikipedia): Las modificaciones epigenéticas no implican un cambio en la secuencia de nucleótidos del ADN sino que consisten en la unión reversible de ciertos grupos químicos al ADN, que dan como resultado una alteración de la capacidad de transcripción de los genes. Estas modificaciones epigenéticas ocurren con más frecuencia que los cambios genéticos, y pueden ser heredadas a través de la línea germinal dando lugar a cambios morfológicos heredables, tanto en plantas como en animales. En las bacterias se conocen desde hace tiempo fenómenos de parasexualidad (transformación, transducción y conjugación), mediante los cuales un organismo adquiere información genética de otro organismo, en un proceso independiente de la reproducción. Estos procesos de parasexualidad suponen una transferencia lateral u horizontal de genes, ya que no se transmiten de una generación a otra, sino dentro de una misma generación.


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23 comentarios:

Vanbrugh dijo...

"En cualquier caso no hay que olvidar que dichas suposiciones son eso: suposiciones". Hasta ahí, de acuerdo... o casi. Por usar tu fórmula: sí, pero no del todo. Algunas, muchas, de ellas son, desde luego, suposiciones, pero no hechas al tuntún, ni porque sí. No de la misma clase, quiero decir, que si a mí me da por suponer que en Marte hay hombrecillos verdes, o que la historia de la Humanidad es, en realidad, el resultado de un plan milenario puesto en ejecución por una sociedad secreta de sabios elegidos por cooptación que se reúne cada veinticinco años en una cámara subterránea bajo la gran pirámide de Keops.

O sea, que decir "son eso: suposiciones" no rebaja su validez, no las vuelve sensatamente a un rango inferior del que por error o ignorancia las hayamos sacado para darles más valor del que les corresponde. No, son nada menos que suposiciones, elaboradas tras innumerables pruebas y especulaciones y mantenidas porque explican más satisfactoriamente que cualquier otra, y en tanto expliquen más satisfactoriamente que cualquier otra, los hechos conocidos.

Por lo tanto no cabe, en absoluto, decir que son "tan válidas como las contrarias". Nada de eso. Son, y por eso se mantienen, incomparablemente más válidas que las contrarias.

Quizás el problema está en la fase anterior, en la que agrupas, bajo el problemático nombre de "credos", teorías tan dispares y tan poco comparables como la de que debamos permitir la libre circulación del capital, la de que el Universo surgió de una explosión inicial y la de que la biodiversidad es el resultado de la selección natural. Si te empeñas en considerarlas por igual, necesariamente te equivocarás con alguna de ellas. No es posible tratarlas del mismo modo, no pertenecen a la misma clase de teorías. De hecho, de algunas de ellas -la primera- puede decirse sin error que no es más que una suposición tan válida como la contraria, y de las otras dos, no.

Ātman dijo...

Acepto gustoso tu correctivo siempre que eso no suponga perder de vista mi mensaje. Después de todo una mente libre pero ignorante de los avances científicos no tiene porqué aceptar sus postulados sin más, de la misma manera que el científico debe tener preparado el equipaje para abandonar su lindo edificio cuando éste comience a tambalearse. La diferencia entre las suposiciones del Big Bang y la de los hombrecitos verdes estriba en que la primera es útil para los científicos y la segunda para los individuos que crean en ella; en ambos casos explicarían cosas a las que cada colectivo intenta encontrar respuesta y cada uno aceptará lo que le resulte más provechoso dentro de las opciones de las que él disponga.

Lansky dijo...

La excesiva credulidad (hombrecillos verdes) es una forma de estupidez simétrica del excesivo esppeticismo (¿El Big Band), aunque no sugiero, ni de lejos, que tu, Atman, incurras en alguna de las dos.

Contra lo que no es posible luchar, salvo a través de la buena formación, es con que haya gentes que disfruten más pensando que las pirámides las construyeron extraterrestres, que los que, como yo, nos asombramos de que las hiciesen gentes como nosotros.

En cuanto a que en un caso las validaciones ocurran a cargo de una comunidad científica cualificada y numerosa y en otra a los que se acodan en las barras de los cafés o prestan oídos a los charlatanes...

Un saludo (respetuoso), te lo garantizo)

Ātman dijo...

El asunto, Lansky, es que tenemos un enorme y variado panorama de interrogantes. De las subsiguientes respuestas científicas, la del Big Bang en concreto es de las que menos me gustan y considero más errada, la selección natural darwiniana tampoco ha sido completamente de mi agrado y la neoliberal para qué vamos a hablar. ¿Pero cual es la que se ajusta más a la realidad? ¿A qué viene cuestionarlas por razón de gustos? Desde mi punto de vista, libre de limitaciones prácticas (no necesito que mi visión del mundo me sirva para fabricar un cohete que llegue a la luna): todas ellas están mal, o mejor: de todas ellas se han extrapolado consecuencias erróneas. Entonces al fin y al cabo, el asunto de qué pensar se convierte en una cuestión ideológica. Creo que de eso iba mi post.

Lansky dijo...

Esa ‘papilla’ amorfa que haces mezclando creencias y gustos personales con hechos probados por la comunidad científica y contrastados por la misma impide cualquier debate mínimamente inteligible. Es como discutir con alguien a quien se le ha aparecido (le parece a él, a veces sinceramente) la virgen. Lo dejo

P:D.- Y el caso es que lo de la epigenética parecías haberlo entendido mínimamente. Siento parecer condescendiente

Ātman dijo...

Pues sí, Lansky. Esos deshechos regurgitados son los que a veces salen de mi pensamiento, comprendo que te desagraden y lo dejes. Yo también me había hecho ilusiones contigo, pero a mí tampoco me agradan tus jugos mentales ni tu manera de exponerlos.

Vanbrugh dijo...

C.C. y Atman, este comentario es del post anterior, pero lo publico aquí con la esperanza de que así no se os pase: Tirer la langue no es ni tirar la lengua ni estirar la lengua: es sacar la lengua.

Atman, Lansky te lo dice quizás de un modo excesivamente agrio, pero lo cierto es que tus afirmaciones son como para dejar a cualquiera un tanto atónito. Resulta difícil admitir que digas en serio cosas como que una mente libre pero ignorante de los avances científicos no tiene porqué aceptar sus postulados sin más, o que La diferencia entre las suposiciones del Big Bang y la de los hombrecitos verdes estriba en que la primera es útil para los científicos y la segunda para los individuos que crean en ella, o que la selección natural darwiniana tampoco ha sido completamente de mi agrado, o -la más sorprendente de todas- que Desde mi punto de vista, libre de limitaciones prácticas (no necesito que mi visión del mundo me sirva para fabricar un cohete que llegue a la luna): todas ellas están mal... Hablas como si tu ignorancia (¡"libertad", la llamas..!) de los principios científicos no fuera una limitación tuya, sino algo que los invalidara... a ellos, a los principios; como si lo importante de las teorías no fuera que se aproximen más o menos a la realidad, sino que a tí te resulten más o menos "de tu agrado"; como si la realidad no existiera, y solo importara lo que cada uno resuelva "elegir" en su cabeza porque le resulte más o menos sugerente, atractivo o apetecible... De veras te digo que me cuesta mucho trabajo admitir que hables seriamente cuando dices semejantes cosas, y que si llego a admitirlo es peor aún... En cualquier caso, digas o no estas cosas en serio, deberías comprender que a los demás nos es completamente imposible tomarlas en serio, y muy difícil no sentirnos irritados al leerlas.

Ātman dijo...

Pues que sepáis mis lectores queridos, energía básica que anima mi escritura, que es ésa una línea que quiero seguir e indagar. Pensamiento y sentimiento sobre qué es la realidad y qué hacemos aquí. No me interesa exclusivamente el pensamiento científico y no veo impedimento alguno que me prohíba mezclar “certezas científicas” con deseos o sensaciones. Éste y otros post, que tienen bastante sustancia científica, no son más que reflexiones, impertinentes si queréis, que indagan en el pensamiento colectivo y en el mío propio. Para recibir información consensuada remito a todos mis lectores a los manuales científicos autorizados, sobre los cuales suelo adjuntar algún enlace. No niego que en mis indagaciones cometa multitud de errores debidos a mi incompetencia e ignorancia pero siempre he estado dispuesto a rectificar o si no he sido entendido: a explicarme. Lo que me exaspera de Lansky son sus descalificaciones gratuitas, se ve que no tiene paciencia conmigo ni yo con él. Creo que nunca voy a declarar persona non grata a nadie, como hace el propio Lansky en su blog (es su privilegio), pero creo que voy a adoptar la mucho más sabia estrategia de ignorar sus comentarios, aquí o cuando nos crucemos en otros blogs. Lo siento Lansky, nuestro amor es imposible… Sí, yo pretendía que nos entendiéramos y habláramos de muchas cosas sobre las que sentimos parecido interés, pero ya ves qué torpe es nuestra comunicación.

Vanbrugh dijo...

El problema no es que cometas errores debido a tu incompetencia e ignorancia: todos somos más o menos incompetentes e ignorantes y, por tanto, todos cometemos errores. El problema es que consideres "igualmente válidas", y lo digas tan tranquilo, las teorías que tienen detrás sólidos principios científicos, fundados en teorías bien argumentadas y contrastados con comprobaciones rigurosas, que especulaciones más o menos fantásticas hechas sin el menor fundamento; y que afirmes que "la única diferencia" es que unas son "útiles" para los científicos y las otras para los que creen en ellas. No es serio, y nadie que pretenda hablar en serio puede dejar pasar sin discusión afirmaciones semejantes. El problema es que digas que, puesto que no necesitas fabricar cohetes que lleguen a la Luna, tampoco tienes por qué aceptar las teorías con base en las cuales se fabrican los cohetes que llegan a la Luna, como si una teoría fuera o no cierta según te haga falta a tí para tus particulares propósitos o, peor aún, como si no consideraras importante que una teoría sea o no cierta, sino solo que te sirva para escribir un buen post o, en el mejor de los casos, que le sirva a quien lo desee para mandar cohetes a la Luna. Es un problema para tí, porque, perdóname la franqueza, revela una falta de rigor y de fundamento en tu modo de pensar más bien desconcertante; y es un problema para tus lectores, o para algunos de ellos -Lansky y yo, sin ir más lejos- porque nos priva de planteamientos y hasta de lenguaje en común contigo, hace que irremediablemente estemos siempre hablando de otra cosa y en otro idioma. Desanimas a tus interlocutores, lamento decírtelo. Yo puedo abstenerme de llamar papilla amorfa a lo que expones en tus posts, si ello, como parece probable, ha de ofenderte; pero no puedo evitar que deje de interesarme lo que tengas que contar sobre la epigenética -asunto del que no sabía nada antes de leer tu post y que me interesó mucho- al ver que la presentas como si cuestionara la selección natural -cuando lo que hace, como es evidente hasta para quien, como yo, acaba de enterarse superficialmente de su existencia, es explicar más exactamente cómo funciona- y al leer que crees que "una mente ignorante de los avances científicos no tiene por qué aceptar sus postulados". (!!) No es posible, lo siento, tomarse en serio a quien parece decir en serio semejantes cosas, ni merece la pena seguir hablando más que, en todo caso, para decirte estas otras que llevo unos cuantos comentarios tratando de explicar, aunque con las dificultades que suele presentar la explicación de lo obvio.

En resumen, es intelectualmente respetable no saber mucho de ciencia y, en consecuencia, no hablar de ella o cometer errores si se hace. A mí me pasa, sin ir más lejos. Lo que no es respetable es hablar de ciencia como si fuera una opinión más, mezclándola y equiparándola con teorías no científicas y pretendiendo que, en la medida que uno no trata de emplearlas para fines prácticos, son "igualmente válidas" unas que otras. No debería sorprenderte que, con peores o mejores modales, haya quien proteste y te haga notar su, digamos cortesmente, extrañeza.

Ātman dijo...

Te recomendaría pues, que te quedes con lo interesante que fue hallar lo de la epigenética (que según mi parecer sí que cuestiona la validez de la selección natural) y que perdones la inconsistencia de mi forma de pensar, aún así y todo creo que se le puede sacar algún provecho, si se lo vieras me alegraría mucho y con ello conseguiría que me siguieras leyendo, si no se lo vieras supongo que abandonarías frecuentarme (también es tu privilegio) y ello supondría un empobrecimiento del blog y una tristeza para mí. Pero no tengas dudas sobre la seriedad con que me tomo todo lo que pienso y escribo. Evidentemente hay una gran distancia entre calificar de “papilla amorfa” mi comentario y lo de que se proteste y se muestre “cortésmente extrañeza”, es la diferencia que hay entre tener una conversación amistosa o no.

Lansky dijo...

Me corrijo:

No has entendido mínimamente lo de la epigenética (como me temía)

Ātman dijo...

Ojalá tuviera un comentarista ilustrado, paciente y amable que me lo explicara.

Ātman dijo...

"Algo similar ocurre con un gen del cromosoma 1, el gen de la lactasa. Esta enzima es necesaria para la digestión de la lactosa, un azúcar que abunda en la leche. Cuando nacemos todos tenemos este gen activado en nuestro sistema digestivo, pero en gran parte de los mamíferos —y por lo tanto en gran parte de las personas— se desactiva durante la infancia. […] Sin embargo, de vez en cuando el gen que controla la desactivación del gen de la lactasa sufre una mutación y la producción de lactasa no se detiene al final de la infancia. Esta mutación permite a su portador beber y digerir la leche a lo largo de toda su vida. Los hechos indican que, en primer lugar, tales personas emprendieron una vida de pastoreo y posteriormente desarrollaron una capacidad para digerir la leche en respuesta a ella, no que emprendieran una vida de pastoreo porque estuvieran genéticamente dotadas para ello. Este es un descubrimiento significativo, un ejemplo de cambio cultural que conduce a un cambio evolutivo y biológico. Se pueden inducir cambios en los genes voluntaria y conscientemente. Al emprender el estilo de vida razonable de los pastores de ganado lechero, los seres humanos crearon sus propias fuerzas evolutivas. Suena casi como la gran herejía lamarckiana que confundió el estudio de la evolución durante tanto tiempo: la idea de que un herrero que a lo largo de su vida ha adquirido unos brazos musculosos tenía hijos con brazos musculosos. No es eso, pero es un ejemplo de cómo la acción voluntaria y consciente puede modificar las fuerzas evolutivas sobre una especie, concretamente sobre nuestra especie."
Matt Ridley, Genoma, pp.220-221.

Vanbrugh dijo...

En primer lugar, y con todos mis respetos hacia Matt Ridley, creo que manipula el ejemplo de modo muy poco científico. Como bien dice él mismo "de vez en cuando el gen que controla la desactivación del gen de la lactasa sufre una mutación." De vez en cuando y, añado yo, de modo aleatorio y casual, como todos los millones de mutaciones genéticas que continuamente se producen en los seres vivos. Nada autoriza a suponer, como interesadamente sugiere, que la mutación venga causada por el hecho de que sean pastores. Esta circunstancia permite aprovecharla, simplemente, pero no la provoca. No hay modo conocido de provocar voluntariamente mutaciones genéticas. No es cierto, en absoluto, que "se puedan inducir cambios en los genes voluntaria y conscientemente" ni, por tanto, el de la lactosa es un ejemplo de que "la acción voluntaria y consciente pueda modificar las fuerzas evolutivas." Es, creo, interesadamente sensacionalista y engañoso decir lo que dice.

Y en segundo lugar, con todos los respetos hacia tí, incluso aunque lo que dice Ridley fuera cierto -e insisto en que no lo es, o al menos no como lo cuenta- ello no invalidaría en absoluto la selección natural. La selección natural es el mecanismo que hace que los portadores de una mutación genética beneficiosa -la capacidad de digerir la lactosa en la edad adulta, por ejemplo- tengan, en virtud de esa mutación, mayores probabilidades de subsistir y, por tanto, de reproducirse, que los no portadores; como consecuencia de lo cual esa mutación tenga mayores probabilidades de transmitirse hasta que, en unas cuantas generaciones, la enorme mayoría de los ejemplares de la especie la tengan. No hay nada, como ves, en el ejemplo de la lactosa que invalide el mecanismo de selección natural. Por lo poco que he llegado a entender de la epignética, esta habla de mutaciones heredables inducidas de algún modo por el medio, lo cual es novedoso, sí, respecto de las mutaciones aleatorias y no especialmente provocadas por el medio pero, en cambio, no dice nada nuevo respecto del mecanismo por el que una y otras mutaciones, las aleatorias y las inducidas, se transmiten y se generalizan; que es, en ambos casos, el de la selección natural, mientras nadie proponga otro más verosómil.

Ātman dijo...

He de llamarte la atención sobre que yo no dije en ningún momento que la epigenética invalidara la selección natural, sino que según mi parecer la cuestionaría, y creo que debí añadir que lo que cuestionaría no sería tanto la selección natural en sí misma, sino la forma que tienen las especies de propagar los cambios evolutivos. Cuando Darwin expuso su teoría ni siquiera se sabía nada sobre la existencia del ADN, esto es: de cómo se transmiten los caracteres heredables. Lo que hace la epigenética es ofrecer un nuevo método por el que las especies podrían haber evolucionado, distinto de la secuencia: mutación genética / reproducción sexual / herencia genética; sino mediante modificaciones epigenéticas que tendrían lugar dentro de una misma generación y por tanto sin necesidad de reproducción sexual. Estos cambios se producirían por determinadas condiciones ambientales, o culturales como nos cuenta Ridley (aunque en su ejemplo ni siquiera esté hablando de epigenética, creo).

Vanbrugh dijo...

Ningún cambio es significativo si no es heredable y si no se transmite a las siguientes generaciones. Un cambio que solo afecte a una generación es una anécdota sin consecuencias. Creo no equivocarme si digo, grosso modo, que la 'novedad' de la epigenética está, no en que se refiera a mutaciones que solo afectan a una generación, como dices, sino en que se refiere a mutaciones inducidas, en alguna medida, por el medio, no surgidas al azar. Pero, naturalmente, heredables. Si no lo fueran, insisto, se reducirían a "sucesos" que le ocurren a uno o varios individuos, pero sin trascendencia para la especie. No sé sobre el asunto nada más que lo que he aprendido a raiz de tu post, pero basta que leas, en el link que tu propio post ofrece, esta definición: "En el siglo XXI, la definición más comúnmente encontrada del término epigenética es “el estudio de cambios heredables en la función génica que se producen sin un cambio en la secuencia del ADN”". Cambios heredables. Cuyo mecanismo de transmisión y generalización es, claro, la selección natural.

Ātman dijo...

Sí, es como lo dices, me expresé mal.

C.C. dijo...

Entonces ¿ cual es la respuesta ? (para simplificar las cosas ) :¿ el cuello de la jirafa se alargó para que ella pueda alcanzar la copa de los árboles o ella alcanza la copa de los árboles a causa de su largo cuello ?
Os enseñaré la lengua (sacándola) si no sabéis contestar.

Vanbrugh dijo...

Si la respuesta fuera la primera, C.C., esto es: si el cuello se alargara para alcanzar la copa de las acacias, eso supondría que hay una voluntad inteligente -¿Dios? ¿La propia jirafa? ¿El Inconsciente Colectivo Junguiano de las jirafas? ¿El Espíritu de la Evolución? ¿Darwin?- capaz de prever un fin deseable y de poner los medios para alcanzarlo. Alguien que desea que las jirafas puedan comer hojas de acacia, que puede hacer lo necesario para conseguirlo y que lo hace. (??)

No parece una hipótesis muy científica. Yo mismo, que creo que Dios existe y que es quien de un modo u otro ha puesto en marcha este asunto de la Creación -a la que por eso llamo así- no creo, sin embargo, que intervenga en ella de ese modo. Ningún creyente medianamente ilustrado y no fanático cree tal cosa. Nadie mínimamente racional pone en duda la teoría de la evolución, y nadie no irracional pretende explicarla haciendo intervenir en ella lo que han dado en llamar, con expresión más bien furtiva y vergonzante, un "diseño inteligente".

Excluida, pues, la hipótesis de un 'director' que advierta lo conveniente de que las jirafas lleguen a las copas de los árboles y que disponga las cosas de modo que eso llegue a ser así, no queda más que tu segunda respuesta. Entre las muchas mutaciones que sufre, esporádicamente y al azar, el animal del que proviene la jirafa, una de ellas, que hace que su cuello sea más largo, resulta muy beneficiosa para el ejemplar que la sufre, porque le permite tener acceso a alimentos que sus congéneres no alcanzan. Por eso vive más y mejor, y su descendencia, más numerosa por ello que la del resto de la manada y toda ella heredera del cuello largo, generaliza durante los siguientes diez o veinte mil años, -o cien mil, o diez millones; no son años, precisamente, lo que nos falta- lo que surgió como una característica casual, hasta convertirla, en virtud de este proceso reiterado durante muchas generaciones, en rasgo común a toda la especie. A ese mecanismo es a lo que se llama selección natural, y hasta ahora nadie ha sido capaz de explicar de otra manera la evolución de unas especies en otras, que yo sepa.

Ātman dijo...

Me alegro mucho que me haga esa pregunta, docta amiga. La respuesta es a la carta:

Si eres una clásica habrías de pensar que por azar, mutaciones aleatorias —malas copias en la transmisión de caracteres heredables— condujeron a un individuo a tener ventaja sobre sus congéneres y se puso las botas comiendo las hojitas a las que no llegaban sus competidores, este macho, o hembra regordetes al aparearse transmitieron esa información a sus descendientes. Estos descendientes desentonaban de entre las demás jirafas que en un principio tenían la cabeza hundida entre los hombros, pero esa diferencia les daba ventaja y la selección natural hizo que esa errata se consolidara como una nueva característica de la especie mientras todos los demás cuellicortos se extinguían.

La epigenética por otro lado abre nuevas posibilidades. Según ella, la lectura de determinados genes puede ser bloqueada o activada químicamente, lo que ocurriría en determinadas condiciones medioambientales provocando modificaciones inmediatas y heredables. Es sabido que en la lucha por la supervivencia se desarrolla una especie de carrera de armamentos entre el que come y el que es comido, así se podría suponer que las acacias para defenderse de las jirafas cada vez desarrollaron troncos más altos, a lo que las jirafas repusieron con desarrollar cuellos más largos. Escalada armamentística que me parece más plausible se produjera por cambios epigenéticos que por constantes mutaciones.

Vanbrugh dijo...

¿Por qué va a ser más probable? Sea una mutación genética lo que produce el cuello más largo, sea una modificación epigenética, es decir, una activación o desactivación de un gen provocada por condiciones medioambientales, la cuestión es exactamente la misma: saber si se produce al azar ciego o si obedece a una voluntad inteligente. Si es el primer caso, es exactamente igual de aleatoria, imprevisible e improbable sea mutación genética o cambio epigenético. Y si es el segundo, requiere exactamente la misma intervención de alguna clase de vountad inteligente que relacione la creciente altura de las acacias con la cada vez mayor altura de los cuellos, o viceversa. Genética o epigenética, la alternativa es siempre entre esas dos opciones. Ni las acacias tienen capacidad de "decidir" activar o no sus genes para elevar sus copas, ni las jirafas la de hacer lo propio con los suyos para estirar sus cuellos. O haces intervenir a 'alguien' que sabe y decide, o admites que la relación entre ambas alturas, de árboles y de jirafas, es fortuita, y volvemos entonces al fenómeno, -que sea genético o epigenético me da igual- producido por mero azar en ambos casos y, por tanto, igual de improbable o de probable también en ambos casos. Y, desde luego, transmitido y generalizado por el mismo mecanismo de selección natural también en ambos casos.

Ātman dijo...

Me tiras de la lengua y empiezo a decir barbaridades que luego te dedicas a criticar… (A mí no me importa, solo deseo no exasperarte).

Hay lo que sabemos, y yo por añadidura sé mucho menos de todo eso que sabemos, pero con unas pocas nociones puedo imaginar muchas variables, consecuencias, conceptos. Sobre la inteligencia o la voluntad hay ideas como la de Gaia que me parecen muy interesantes. Por qué no podría tener el planeta o la evolución alguna clase de inteligencia, si me pongo a la sombra en verano y lo hago porque soy inteligente habría de admitirse cierta inteligencia en las plantas que tiran sus hojas en invierno.

La epigenética en sí no es muy diferente de la genética a secas, me gusta más porque con ella se adivina una especie de voluntad y no la azarosa mutación genética. Ante condiciones (estímulos) medioambientales se producen respuestas adecuadas, y eso se parece mucho a una reacción inteligente.

He aquí un ejemplo de la Wikipedia:

Algunos organismos pueden detectar la presencia de moléculas secretadas por sus depredadores y usar esas moléculas para activar el desarrollo de estructuras que los hagan menos susceptibles a la depredación. Existen muchos ejemplos de esta habilidad:

El cladócero Daphnia produce una cabeza “en forma de casco puntiagudo”
El rotífero Keratella produce espinas adicionales
El balano Chthamalus cambia la posición de su apertura
El caracol Thais produce una concha más gruesa
Los renacuajos de la especie Agalychnis callidryas empiezan a salir de los huevos de manera temprana en respuesta a las vibraciones causadas por las serpientes

Si eso no es inteligencia habría que inventar algún nuevo vocablo.

Otra cosa que me gusta de la epigenética es que esa alteración no otorga ventaja porque se produce en todos los individuos por igual, y eso modifica sustancialmente el concepto de evolución por la selección de los más aptos.

Os deseo a todos un buen fin de semana.

Vanbrugh dijo...

Efectivamente, he debido tirarte demasiado de la lengua. Me retiro en este mismo momento. Cuando Gaia y similares deliquios entran por la puerta, yo salgo, aunque tenga que ser por la ventana. Tampoco tengo la menor disposición a atribuirle inteligencia al cladócero Daphnia, sea quien fuere, ni al caracol Thais, de toda mi consideración. Ni siquiera a inventarme un nombre nuevo para sus habilidades epigenéticas. Siento haber disparado un mecanismo cuyo funcionamiento no estoy, sinceramente, dispuesto a presenciar. Te deseo también a tí un buen fin de semana.