lunes, 15 de octubre de 2012

Oruga, crisálida y mariposa

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Había devorado tantas y tantas hojas verdes que quizás por eso mismo su cuerpo también tenía ese color. Hasta ese momento su vida había consistido en una lenta pero incesante acumulación de energía, había tejido su capullo y se había abandonado en él, pero ahora algún reloj biológico había dado la señal y torrentes de vasos sanguíneos comenzaron a cambiar su cometido, dejando vastas zonas sin irrigación (allí donde los tejidos ya habían cumplido su función) mientras la sangre bullía en otros (allí donde se necesitaba crear los nuevos).


La antigua oruga, que todavía era algo indefinido y que continuaba encerrada en su confortable pero obsoleto capullo, se debatía entre no tener miedo y dejar que todo continuara, o dejarse morir y detener aquella dolorosa e inquietante transformación. Si hubiera tenido algún mecanismo para parar el proceso quizás lo hubiera hecho, pero no tenía ninguna opción... Por fin, con grandes esfuerzos y no poca inseguridad, consiguió abandonar el que había sido su inexpugnable habitáculo cerrado e irrumpía en el exterior, se situaba boca abajo y aprovechando el peso de la gravedad dejaba caer sus alas que estaban empapadas y que se desplegaban poco a poco con movimientos entrecortados. La brisa envolvía y secaba la nueva estructura y la que ya era toda una mariposa comenzó a percibir las tonalidades de su nuevo mundo. Tras algún tiempo y no sin antes haber comprobado que sus nuevos accesorios funcionaban bien, se lanzó a volar. Ahora ya no se acordaba de cómo había llegado hasta allí, pero sí se acordó de los reiterativos sueños que durante su vida pasada le habían predicho la buenaventura.





En períodos de crisis quizás sea reconfortante pensar en esta curiosa transformación (la de la metamorfosis), que viene repitiéndose incansablemente desde tiempos inmemorables, que he recreado con todo mi cariño para vosotros, que ojalá sirviera para darnos ánimos y que lo que nos vaya a deparar el futuro no sea otra cosa que algo parecido a un final feliz.

Verde es el color de la esperanza. El oro del sol se transforma, gracias a las plantas, en el rojo intenso de la vida animal. “Amarte sería fácil si tus colores fueran como mis sueños, rojo, oro y verde” (dice la canción).





10 comentarios:

C.C. dijo...

Conviene que le pongas la etiqueta "ficción" a este post . Y es que le das un toque de "cuento" precioso.

De acuerdo, Atman, hoy que estoy de buen humor, acepto tu visión optimista del futuro para mi nieta.

Un abrazo.

Ātman dijo...

Gracias, CC. Lo calificas como precioso cuento y además me das la razón. Con comentarios así: ¡No podré dejar de ser optimista! Cuando escribí el post me vino a la mente la canción de Nino Bravo, ¿lo conocías? Escuchándola una y otra vez, la emoción que es capaz de transmitir este cantante no tiene límites. Quizás haya sido el más grande intérprete español de música ligera de todos los tiempos, muerto prematuramente en accidente de tráfico no obstante nos dejó unas cuantas canciones maravillosas.

Ātman dijo...

y un abrazo.

C.C. dijo...

Claro que sí que los conocía, tanto a él como la canción. Mas te tengo que confesar que en aquella época tenía yo otros gustos musicales. ¿ Y hoy ? No, tampoco me emociona.Sin embargo reconozco más bien un mensaje político en la letra del 71 que una declaración de amor emocionante.
¿ Me sigues ?

Ātman dijo...

Pues no sé si te sigo, según tú percepción la canción se estaría refiriendo a ¿la emigración? No había caído en esa posible lectura. Bueno, aún así me sigue pareciendo muy emotiva. Por cierto que tampoco es el estilo de música que más me gusta, pero sí que me gusta él y su forma de cantar, nada que ver con Rafael, Julio Iglesias, etc. Ni tampoco se parecía a Serrat o Aute, música más cercana a mis gustos particulares. Él era simplemenmte Nino Bravo.

C.C. dijo...

Pos sí. Mucha gente se iba por motivos políticos y también, como hoy, para buscarse una vida mejor en el extranjero. Había que saber leer entre las líneas (lire entre les lignes). Pero claro, la interpretación es mía;ya no le podemos preguntar al pobre Nino qué fue lo que nos quería decir.

Cuentera personal dijo...

Me ha encantado tu post Atman. Y gracias por el recuerdo de Nino Bravo.

Un abrazo!

Ātman dijo...

Gracias, Mónica. Me alegra mucho que así haya sido.
Un abrazo

inespoe@gmail.com dijo...

hermoso final.Creo que la horuga se transforma para aprender. Las grandes transformaciones son el aprendizaje del cuerpo, del alma, de la mente, de todo. Nos transfiguramos y con nuestra anterior condición construimos una base para espigar el camino hacia arriba. Hermoso final, no habia escuchado esa canción.

Ātman dijo...

Hola y bienvenida, Tarántula. Sí, yo también lo creo. El devenir de las cosas solo puede consistir en la construcción de mundos cada vez más sutiles, y simplemente dejar que ocurran las cosas, la mejor manera de afrontar ciertos desafíos.