jueves, 3 de abril de 2014

La Santísima Trinidad


Jung llama "sí mismo" a la suma de nuestro consciente (lo conocido) y de nuestro inconsciente (lo desconocido), es decir: la totalidad de lo que somos. El sí mismo opera, además, para todos los seres humanos por igual, y es gracias a eso por lo que se puede hablar de un "arquetipo", es decir: una forma de ser y pensar común a todos nosotros. Dios, su encarnación en Cristo y el Espíritu Santo cual aliento de los dos anteriores, conformarían el arquetipo cristiano de la Trinidad. Lo desconocido se vuelve consciente y se hace hombre.





Uno, dos, tres
Lo indivisible, lo otro y lo intermedio
Yo, tú, él
El padre, el hijo y el espíritu santo
Océano, isla, playa
Lo inconsciente, lo consciente y el devenir de la consciencia




Imagen: La creación de Adán, cerca del 1511, de Miguel Ángel, en la Capilla Sixtina, Palacio Apostólico (residencia oficial del Papa), Ciudad del Vaticano.




2 comentarios:

Grillo dijo...

Ese SELBST alemán es muy complejo. Puede que como dices tú (que dijera Jung)sea la suma del consciente y el inconsciente de cada indviduo.

Pero leído en su contexto no he sido capaz de pensar en un solo término equivalente en español. Es obvio que mis conocimientos de esa lengua no son suficientes; lo hablo pero no lo domino hasta ese punto.

¿Valdría decir la MISMIDAD?

Ātman dijo...

¡No me digas que has leído a Jung en alemán! La verdad es que cuando uno lee un libro que fue escrito en otra lengua a veces olvida que alguien hizo la traducción y no siempre tuvo que ser con acierto, o simplemente ha sido imposible traducir exactamente lo que dijo el autor en esa lengua. De todas formas llámese como se llame el concepto es inequívoco y simplemente alude a que aparte de lo que somos en la superficie visible "también" somos aquella otra parte invisible que opera en la clandestinidad y que nos confiere cierta grandiosidad (a veces calamitosa). Somos, digámoslo así, el pequeñito ser que se debate por entender que ¡qué coño es esto! y el inconmensurable ser, que permanece oculto, que también somos nosotros y que tiene mucho que ver con Dios.