Ya que estamos aquí, ¿por qué tener prisa en morir? Sí, sí... ya sé que a veces la vida puede ser detestable... incluso peor que la nada. Pero si todavía nos queda un poco de energía, ¿por qué no emplearla en algo positivo? La tristeza no tiene fin… la felicidad sí, dice la canción. Pero eso no es más que una sutileza poética, un sofisticado modo de hacernos comprender lo inmensamente feliz que llegó a ser quien lo escribió.
La vida… vivir la vida… es aprovechar el primer impulso e intentar que no se detenga. Creer en algo, luchar por ello, estar atentos, ser cuidadosos, hacer las cosas bien…
Siempre he tenido la impresión de que la vida de cada persona es como una pequeña gran obra de arte, con sus claroscuros —vidas suaves y placenteras o duras y apasionadas—, y con una determinada estructura temporal (igual que ocurre con la narrativa), con un planteamiento, un nudo y un desenlace. Y como en todo buen relato, con un principio alentador, una zona media donde se desarrollarán los problemas y un intrigante final desconocido. Nuestra civilización también ha tenido su discurrir y su impulso la ha estado guiando por caminos jamás transitados. Ahora estamos en crisis, y es el momento de los problemas y los malabarismos, pero también de fijarnos en el camino recorrido y el que nos queda por recorrer, y preguntarnos ¿qué queremos realmente?, analizar lo que hemos estado haciendo y lo que debemos cambiar. Mi mensaje pues, consiste en que tanto colectiva como individualmente, nuestra vida merece la pena, sobre todo porque no tenemos otra, y que siempre será mejor una existencia llena de contenido que el vacío y lo inanimado.
Y por último, no olvidaros que ¡estamos en temporada de manzanas y mandarinas, puerros y espárragos trigueros!
6 comentarios:
comparto su afición a la vida, las manzanas, las mandarinas, las cerezas, algunos cuerpos ajenos, los animales de mi casa, los más salvajes, las...
Hola, Dante. Según mi admirado Jodorowsky, puesto que ahora el mundo está destruido, lo revolucionario es ser optimista y serlo, se convierte en algo escandaloso y transgresor.
Bastante obvio, ¿no?
Me gusta lo que proponía como título de sus memorias el padre d euna amiga del novelista Marsé:
"Venimos a este mundo a pasar el verano"
Y me gusta porque resume con sencillez su brevedad, pero también el talante de gozarla
Lansky:
Verano, veraneo, y ¡a gozar! …Suenan muy bien.
Un saludo.
También época de naranjas, la única fruta comestible aquí en la gris Bruselas.
Emma, yo vivo en tierra de naranjas, clima mediterráneo y árido, y a veces añoro los cielos grises y los pastizales atlánticos.
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