martes, 5 de junio de 2012

Religare

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Aunque hay discusión al respecto, creo que es acertado decir que la palabra "religión" viene del latín religio y éste del verbo religare, formado de re (de nuevo) y ligare (ligar o amarrar). Por cierto que la palabra "yoga" también tiene parecido significado: colocar el yugo (a dos bueyes, para unirlos).

La anunciación (1430-1432) de Fra Angélico (Museo del Prado, Madrid)

Yo me considero una persona religiosa pero atea. Con ésto quiero decir que aunque comprendo y comparto, a mi manera, los temas religiosos, no creo que los mitos sean relatos de hechos reales sino solamente simbólicos.

Dios es el creador, el todo, la realidad. Tengo personas muy cercanas que opinan que la vida y el mundo son un hatajo de circunstancias caóticas, azarosas y carentes del más mínimo sentido de lo moral, y que por extensión si existiese algún dios, éste habría realizado un mundo perfectamente inmoral.

Para explicar el mundo, religiones y filosofías han considerado el problema de los opuestos y cómo armonizarlos. El bien y el mal, lo justo y lo injusto, lo sagrado y lo profano, la virtud y el pecado.

El esquema cristiano es más o menos como sigue: El hombre debe decidirse por tomar el camino del bien, el diablo tratará de confundirnos y el espíritu santo de orientarnos. Ceder a las tentaciones del demonio u optar por el camino de la rectitud es la diferencia entre salvarnos o condenarnos.

La gran baza que tiene el demonio consiste en hacernos creer que el mundo es una competición donde ganará el más despiadado, el objetivo no puede ser otro que el de satisfacer nuestras necesidades más básicas y viscerales, instintivas. Comer o ser comido, reproducirse y perpetuarse o no hacerlo y extinguirse.

Pero eso, aún siendo una perversidad no deja de ser una verdad, aunque una verdad a medias. El sentido virtuoso no puede ser el de ganar a cualquier precio en la competición por los recursos. Es necesario pues sublimar y convertir la violencia de la vida en un acto amoroso.

Para la doctrina upanishádica, todo lo que sucede está constantemente cambiando, siguiendo un ciclo que se repite. En ese ciclo, cada ser persigue realizar su dharma, aquello para lo que está hecho. El dharma del agua es fluir; el del fuego, quemar; el del pez es nadar; el del ave, volar. El dharma del ser humano consiste en alcanzar la salvación y unirse a la divinidad. (Wikipedia)


Alfredo Zitarrosa - Doña Soledad

8 comentarios:

Dante Bertini dijo...

no creo en un dios castigador; de serlo, no me interesa.
Como usted, soy un ateo religioso; ritualista además.
Las escrituras, pienso, nos hablan de posibles futuros, pero es más tranquilizador imaginarlas en tiempo pasado.
El paraíso lo perdemos cada día. Ahora.

lo saludo, A

Ātman dijo...

Hola, Dante.

Bastante castigo tenemos con algunas de las “genialidades” del creador, pero además algunos religiosos creen que Dios nos observa y juzga a cada momento. Sí, yo tampoco creo en un dios así.

Jamás me arrodillé para rezar ni he seguido ningún otro ritual cristiano, de hecho ni siquiera estoy bautizado, sin embargo he compuesto decenas de figuras y mudras yóguicos con total identificación.

Interesante esa visión futurista de las escrituras, da mucho que pensar.

O esa otra sobre el momento presente de la salvación.

Le mando mi ritual y virtual abrazo.

C.C. dijo...

A mí me gusta la idea de la ubicuidad de un único espíritu inteligente en cada átomo del universo. Es decir en ti, Atman, en mí, en la fauna, la flora, hasta en las piedras, etc.. De ahí que la "justicia divina" sería entonces un invento humano muy útil para permitir una convivencia aguantable.

Ātman dijo...

A mí también me gusta tu idea de ubicuidad, CC. No comprendo muy bien por qué de ahí se desprendería que la justicia divina sería una invención humana y no una consecuencia lógica precisamente de esa inteligencia del universo. La convivencia por otra parte no debería ser “aguantable” sino “deleitable”, quizás por eso me gustaría más hablar de un espíritu amoroso que de uno inteligente, que me parece más frío.

C.C. dijo...

"Tu" espíritu, Atman, entonces sería omnipotente, capaz de sentenciar los humanos que son los únicos, es decir practicamente nada dentro del Universo, con necesidad de justicia.

No sería otra cosa que el Dios de todas las religiones castigando con catástrofes , recompensando con abundancia material, por ejemplo.

Ātman dijo...

Más que necesidad de justicia divina, tenemos necesidad de entender la justicia divina que yo presupongo existe. Por eso cuando queremos consolarnos por no entender determinado desenlace se dice aquello de: “Inescrutables son los caminos del señor”. ¿Estaríamos hablando de un Dios castigador? Puede ser. Él hizo la creación con sus reglas y son esas reglas las que nos castigan o nos recompensan.

C.C. dijo...

Me niego a creer que un Dios omnipotente y bondadoso permita la larga agonía de mi madre, la mate con 35 años ; o peor aún, permita las atrocidades que sufren tantos niños.

Puede ser que "mi" espíritu sea bondadoso pero de ninguna manera todopoderoso y justiciero.

La bondad, otro invento humano que en mi opinión no existe. Hablemos mejor de "empatía" más o menos desarrollada en cada individuo.

Ātman dijo...

Esa es la primera impresión, sin duda. Luego uno cree adivinar que a pesar de los pesares no puede existir ningún mundo mejor que éste; que el sufrimiento y la injusticia forman parte de lo oscuro y que el gozo y la justicia de lo blanco, y que es necesario el contraste para que exista la realidad. Estoy convencido de que si me dieran la oportunidad de cambiar todo lo que no me gustara, o crear yo mismo el mundo desde cero… me saldría un churro. La justicia divina por otra parte no tiene tanto que ver con lo que ocurre dentro de esa realidad caótica sino más bien dentro de esa otra realidad interna, y se refiere más a la paz, a la alegría de saberse íntegro, a anteponer nuestra personalidad a los desafíos. No creo en el caos y sí en el orden, y el sentido de la vida desde la humilde perspectiva —no divina— de los humanos, consiste en buscar ese sentido.