viernes, 29 de octubre de 2010

La escritura automática

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Lo que había empezado como un pasatiempo inofensivo, pronto se convertiría en una obsesión. Había leído en un libro sobre los surrealistas, el interés de este movimiento sobre el inconsciente, y en concreto le interesó mucho lo concerniente a la escritura automática —escribir tan rápido que las palabras salieran sin pensarlas—. Qué interesante, pensó, y sin mayores preámbulos cogió una hoja de papel y un lápiz.


En un principio descubrió hermosas imágenes y se sintió un creador literario de cierta valía. Después, ya tenía escritas una treintena de páginas, se dio cuenta que leyéndolas en su conjunto se podía apreciar un estilo general y un interés por determinados temas, además de ciertas palabras recurrentes. En un cuadernito rosado empezó a anotar sus impresiones y a subrayar las palabras que le parecía sobresalían de entre el maremagno de palabras inconexas.

Un día, analizando lo que acababa de escribir, creyó encontrarse ante un descubrimiento; de entre toda la confusión y sinsentido de palabras y más palabras, encontró una frase que como resaltada en negrita le llamaba poderosamente la atención. Al principio no lo comprendía pero luego cayó en la cuenta. La frasecita se refería a algo que había escrito el día anterior en su cuaderno rosado, y decía exactamente: …no sabes nada de lo que digo y eres un obsceno. ¡Claro! Pensó: ¡Ayer escribí que algunas palabras aparentemente inocentes podían contener un sentido erótico! Esa noche en la cama no paraba de darle vueltas al asunto y no sabía qué pensar. Pero sus temores se confirmaron pues al día siguiente leyó con gran sobresalto: ...ayer no has escrito nada y eres un cobarde. Efectivamente, había sido el primer día que había faltado a la costumbre de registrar sus impresiones. Normalmente la rutina consistía en escribir automáticamente por la mañana nada más levantarse, después se daba una ducha, se preparaba el desayuno, y en vez de leer el periódico, leía lo que había escrito y hacía sus anotaciones; pero ése día había quedado tan confundido con lo que se había encontrado que no había podido escribir nada. ¿Su inconsciente le estaba dirigiendo la palabra? ¿Se había enterado que había encontrado la frase el día anterior, que le había dado miedo y que por eso no había escrito nada? Tras reflexionar un rato cogió su cuaderno rosado y escribió muy escuetamente: Hoy es el segundo día que mi inconsciente se ha dirigido a mí. Por suerte para él, aquel día sus ocupaciones le reclamaron toda su atención, tuvo un día agotador y cuando llegó a casa se quedó dormido enseguida. Por la mañana se acordó vagamente de todo el asunto, pero le quitó importancia y se puso a escribir...


Imagen: Retrato del emperador Rodolfo II (Giuseppe Arcimboldo, 1590).

6 comentarios:

Grillo dijo...

¡ Qué interesante, Atman !

Supongo que al escritor le aslatan siempre dudas; sobre todo si hace el intento de escribir bajo el rápido dictado del subconsciente.

¿Por qué has ecogido ese retrato de Arcimboldo para ilustrar tu espléndido texto?

Ātman dijo...

¿No crees que añade misterio al relato? ¿Todos esos vegetales no te dan la sensación de estar realmente debajo de la imagen que reflejamos cotidianamente? Yo lo veo como un hombre en carne viva, o mejor dicho en vegetales vivos. También podría responder que la elegí inconscientemente, pero la verdad es que buscando qué poner, en otra página que hablaba de la escritura automática la habían utilizado, por lo que el mérito de asociarlas no es mío, pero lo hice mío. Agradezco mucho tus visitas y comentarios así como los elogios a mis temas y formas de escribir. Muchas gracias, otra vez.

Un saludo.

Grillo dijo...

De nada. Te leo con mucho gusto.

Y te preguntaba por la pintura de Arcimboldo porque conocí en Málaga a Vicente Viudes, que pintaba también con frutas y decía que le salía de un modo espontáneo, inconsciente... en caída libre, y sinembargo lo tenía que elaborar muchísimo.

O sea, como lo que cuentas en tu post.

Un saludo.

[Veo que has pasado por mi escrito en 'Grillo de O.] ¿?¿?

Ātman dijo...

El inconsciente es uno de mis temas preferidos. Creo que en toda creación artística, como en cualquier otra actividad humana, la fuente está allí. Es como si el creador no fuera uno mismo, sino que se actuara como médium de algo que quiere salir. Yo soy un novato en esto de escribir, pero ya me ha pasado con algunos post y comentarios que he ido dejando por ahí.

Sí, me paso siempre a leerte, pretendo además comentar, pero hoy estoy un poco espeso y el tema de la muerte me agobia y desconcierta. Además hoy está todo el mundo muy callado, y no quería ser el primero.

Miroslav Panciutti dijo...

¡Qué peligro la escritura automática! Mejor que los inconscientes se estén calladitos, no vayamos a despertar a nuestros Mr. Hyde.

Ātman dijo...

¡Hombre, Miroslav! Después de todas las veces que he intervenido en tus post, me hace mucha ilusión verte por aquí. Según la teoría psicoanalítica, al inconsciente, hay que dejarlo hablar e interpretarlo correctamente, pues una vez desvelados los contenidos, las contradicciones (Dr Jekyll - Mr Hyde) se integran y el conflicto desaparece. Pero es verdad que el profano, no debe jugar con fuego.